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Mobutu sólo moviliza a 2.000 fieles dispuestos a "Iuchar hasta el final"

Ramón Lobo

Los irreductibles no tienen miedo. Con los rebeldes de Laurent Kabila aproximándose a la capital, cerca de 2.000 seguidores de Mobutu Sese Seko, tocados de coloristas vestidos con la foto estampada del gran líder, se reunieron ayer en el Palacio del Pueblo, un gigantesco edificio sostenido por 32 columnas de una treintena de metros de altura construido por los chinos, para proclamar su resolución de luchar hasta el final. Mientras, la ONU localizaba a parte de los 85.000 refugiados desaparecidos.

Muchos de los manifestantes llegaron hasta el Palacio del Pueblo en camiones, organizados y con una paga extra de 150.000 nuevos zaires (algo menos de un dólar). "Papá Mobutu, estáte tranquilo, te apoyamos", cantaba un coro de unas cincuenta personas que se movían en el escenario como posesos. Un locutor, también disfrazado con el uniforme mobutista, les hacía preguntas a ritmo de una banda compuesta de seis trompetas, dos trombones y tres tambores remendados: "¿Qué queremos en Yinshasa?". El coro respondía al unísono: "La gente quiere paz, trabajo y tranquilidad".Un enorme cartelón de 20 metros presidía el segundo anfiteatro: "La ONU es racista. Ya a Albania a salvar blancos y en Zaire deja que los negros se maten entre ellos". Odette, una negraza de Kinshasa, cree que Mobutu no dejará jamás el poder. "Es eterno, vivirá siempre, sólo Dios nos lo puede arrebatar", grita bañada en sudor.

Laurent Kabila se reunió ayer en Kisangani con los responsables humanitarios de la ONU, que exigen libre acceso a los refugiados hutus. Kabila, que calificó el asunto de un petit probléme, ha prometido abrir una investigación para saber por qué huyeron esos 80.000 refugiados de sus campos de Kasese y Biaro. Los aviones de la ONU divisaron ayer a varios cientos de estos refugiados al sur de Kisangani. Kabila había sido acusado por alguna ONG de haberlos eliminado. Según la agencia France Presse, Kabila ha dado 60 días a la ONU para repatriarlos y la organización mundial ha aceptado el reto.

Las tropas de Kabila se hallan ahora a 40 kilómetros de Kikwit, la última ciudad antes de Kinshasa (a 500 kilómetros). Más al norte, se aproximan a Bandundu (a 300 kilometros). Con la toma de ambas, la capital estará cercada. Un tercer frente quita el sueño al régimen: Matad¡, al suroeste, el único puerto atlántico de Zaire. De él proceden los alimentos y la energía.

Hace tres días, los rumores de que los rebeldes habían cruzado la frontera de Angola provocaron la huida en masa de los soldados zaireños que la defienden. Ante la falsedad del rumor, regresaron. Un gesto revelador de su actitud de combate.

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