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Los saharauis seguirán en el desierto si no hay independencia

Juan Carlos Sanz

ENVIADO ESPECIALEl enviado de la ONU para el Sáhara Occidental, el ex secretario de Estado norteamericano James Baker, que llega hoy a los campamentos de refugiados saharauis del sur de Argelia en su primera gira de mediación en la zona, va a encontrarse con un pueblo que parece firme en su empeño de lograr la independencia y de regresar a vivir en el territorio de la antigua colonia española.

"Muy pocos se han marchado, apenas una decena; no nos importaría seguir otros 20 años en esta tierra inhóspita hasta que el mundo reconozca nuestro derecho a ser libres", advertía ayer Ualiyat Sainlali, alcalce de la daira (municipio) de Techla (en la demarcación saharaui de Auserd) en la jaima (tienda nómada) donde ofrecía té a concejales y diputados regionales de varios partidos españoles.

Esta consigna, que repiten todos los dirigentes del Frente Polisario en los campamentos de refugiados, será sin duda la misma que expondrá hoy a Baker el presidente de la República Árabe Saharaui Democrática, Mohamed Abdelaziz. Techla se halla a más de una hora de la última pista asfaltada que da paso al pedregoso desierto de Hammada. Niños descalzos y con el pelo cortado al cero hacen la señal de la victoria en medio de la nada: tiendas de campaña que sirven de cobijo a toda la familia adosadas a una caseta de adobe. En esta daira viven 6.700 personas abrasadas por el viento del desierto. "Claro que echo de menos mi casa en El Aaiun", dice una mujer cubierta con la tradicional melhhfa (túnica) de algodón. Se llama Tufa y es la presidenta del distrito municipal. "Como tantos otros, he elegido el camino de la dignidad de mi país".

Tras entrevistas con el rey Hassan II y con el presidente argelino, Liamín Zerual, Baker culmina en Tinduf su primer cambio de impresiones con las partes en conflicto. Es dudoso que Baker presente inmediatamente una propuesta para desbloquear el proceso de autodeterminación del Sáhara Occidental. Pero, al parecer, sus iniciativas han sido escuchadas con atención en las capitales magrebíes. Entre la independencia, que rechaza Marruecos, y la autonomía, excluida por el Frente Polisario, tal vez quepa una tercera vía.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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