La ONU intenta con Baker su última mediación en el conflicto del Sáhara
La ONU iniciará esta semana su último intento de mediar en el conflicto del Sáhara Occidental. El responsable de esta operación es James Baker III, de 67 años, un veterano político norteamericano, curtido en las más duras batallas y negociaciones internacionales, quien viajará a la zona mañana, según se ha anunciado oficialmente desde Nueva York. Baker llegará a la región un mes después de haber aceptado el encargo de mediar en el largo conflicto a solicitud personal del secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan.
James Baker es la última esperanza de la ONU para solucionar de una manera pacífica y dialogada el conflicto del Sáhara Occidental, un problema iniciado hace más de veinte años, en 1975, cuando España decidió retirarse precipitadamente de la zona colonial, dejando enfrentados sobre el territorio al Frente Polisario y a Marruecos.Los intentos de mediación impulsados por las Naciones Unidas, que en septiembre de 1991 pusieron en marcha un plan de paz que debía de haber desembocado ya en un referéndum de auto determinación, se encuentran desde hace cerca de dos años bloqueados, como consecuencia de las disputas inagotables en que se han venido enzarzando las dos partes, sobre los criterios de elaboración e identificación del censo de votantes. También se encuentran bloqueadas las negociaciones y conversaciones directas que el Frente Polisario y Marruecos han venido realizando esporádicamente, y cuyo último episodio se desarrolló los pasados meses de septiembre y octubre en las ciudades de Tánger y Rabat, donde el rey Hassan II hizo llegar a los independentistas una propuesta de autonomía, bajo la bandera marroquí.
Hoy, en el Sáhara Occidental parecen agotados los esfuerzos diplomáticos y políticos, pero también se están acabando los recursos financieros. Las Naciones Unidas y la comunidad internacional han desembolsado ya cerca de 600 millones de dólares (87.000 millones de pesetas) para resolver pacíficamente el contencioso del Sáhara Occidental, desde septiembre de 1991, fecha del inicio del plan de paz, a pesar de que, en los últimos años, tras quedar bloqueado el proceso, se han hecho importantes reducciones de efectivos humanos y salarios. Los gastos han descendido en un 40%, pasando así de cuatro millones de dólares a 2,6 millones al mes, según asegura el informe de la ONU del pasado mes de febrero.
Éste es el panorama con el que se enfrentará James Baker, el enviado personal del secretario general de las Naciones Unidas para el Sáhara, cuando esta semana llegue a Rabat, primer etapa de su viaje, donde se entre vistará con el rey Hassan II.
periplo del emisario incluye también una visita, por algunas horas, al campamento de los refugilados saharauis en Tinduf, en e sur del Sáhara argelino, sede de Gobierno de la República Árabe Saharaui Democrática y donde será recibido por su presidente Mohamed Abdelaziz. El viaje lo completará con otras dos visitas una a Argel y otra a Nuakchott para reunirse también allí con representantes de los respectivo Gobiernos.
James Baker es muy consciente de todos los problemas que rodean este conflicto, según reconoció él mismo recientemente un periodista de la cadena de televisión norteamericana CNN Ante las cámaras, Baker aseguró claramente que, si no se encontraba ninguna otra solución, "la Naciones Unidas deberían retirarse de la zona, lo que sería trágico". Una afirmación que tiene el tono de una amenaza, sobre todo cuando el Frente Polisari anuncia , a través de unas recientes declaraciones de un consejero de la presidencia, volver a toma las armas, si fracasan las negociaciones.
Baker no está solo. Detrás d él está Estados Unidos, que parece dispuesto, por primera vez,
implicarse directamente en un solución negociada en el conflicto del Sáhara Occidental. Esta implicación y apoyo han queda do reflejados en las declaraciones y mensajes de solidaridad con Baker efectuados por la secreta ría de Estado norteamericana Madeleine Albright, y el representante de EE UU en la ONU John Richardson.
El apoyo incondicional de Washington a la mediación que inicia ahora Baker ha provocado, sin embargo, una oleada de especulaciones que aseguran ver un interés económico norteamericano en la región. Baker dijo que, para Europa y EE UU, esta región es tan importante y estratégica como Oriente Próximo.
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