Guerra interna entre los conservadores británicos por las divisiones sobre la moneda única europea
Era de esperar. La batalla de Europa estalló finalmente ayer en la campaña electoral británica tras el primer análisis de contenido de los manifiestos personales de numerosos candidatos tories radicalmente opuestos a la moneda única europea. La actitud más euroescéptica corrió a cargo de la viceministra de Agricultura, Angela Browning, quien en un boletín de su circunscripción deja claro que si la unión monetaria significa ceder parte del oro y las reservas nacionales al Banco Central Europeo, se opondrá a ella sin dudarlo. Esto provocó una cadena de reacciones.
Los laboristas aprovecharon la oportunidad para reclamar no sólo la destitución de la viceministra, sino para denunciar las divisiones internas de un partido que intenta desesperadamente nadar y guardar la ropa en el controvertido tema europeo. Esta nueva escaramuza euroescéptica llega en mal momento para los conservadores. El líder del partido, el primer ministro John Major, acababa de lanzar una ofensiva personal contra la decisión laborista de firmar el Capítulo Social Europeo, en un discurso pronunciado el jueves por la noche.Ayer, con el manifiesto económico laborista recién presentado, los tories perdieron otra excelente oportunidad de arrinconar a sus oponentes sobre los "graves errores de visión" que a su juicio pone en evidencia, sepultados bajo la avalancha euroescéptica. El portavoz de Exteriores laborista, Robin Cook, se preguntó con satisfacción "¿son los tories únicamente un partido?", a la vista de las divergencias que muestran en el tema europeo sus candidatos.
Por más que Major y sus asesores intentaran enderezar el día, señalando que Browning no había roto ningún precepto del programa conservador ya que aún no está fijado el tema de las divisas de cara a la moneda única, todo fue inútil. El círculo de colaboradores de la propia candidata por Tiverton y Honiton -casualmente una zona extremadamente conservadora de Inglaterra- se esforzó en recalcar que el artículo 30 del Tratado de Maastricht que fija el protocolo del futuro Banco Central Europeo, señala claramente que los países que opten por la moneda única deberán depositar una parte de sus reservas en el BCE, con sede en Francfort. De otro lado, la prensa se encargó de echar sal en las heridas tories destacando algunos pasajes de los manifiestos electorales de decenas de candidatos conservadores que han endurecido unilateralmente el programa del partido en relación con Europa y la moneda única.
Donaciones
Muchos de ellos, como Peter Tapsell, comienzan prometiendo a sus electores: "Nunca votaré a favor de la moneda única o de una Europa federal". Según The Times, unos 150 candidatos tories han recibido donaciones de Paul Sykes, un millonario euroescéptico de 53 años que asegura haberse gastado medio millón de libras (117 millones de pesetas) en promover la causa antieuropea.La política oficial del partido conservador, de "esperar y ver" cómo se desarrollan los acontecimientos antes de tomar la decisión de unirse o no al grupo de cabeza que optará en enero de 1999 por la moneda única, ha sido adoptada por laboristas y liberal demócratas. Los tres partidos prometen en sus respectivos manifiestos que no se tomará decisión alguna en este terreno sin someterla a un referéndum. Pero los tories tienen que defender circunscripciones extraordinariamente antieuropeas donde su supervivencia está amenazada por partidos más radicales. Por ejemplo, el Partido del Referéndum, creado el año pasado por el multimillonario James Goldsmith, de 64 años, que pretende atraerse a los votantes más recalcitrantes.
Goldsmith -eurodiputado francés-, no es neutral respecto a la consulta que propone. Su tesis es que en estos momentos -y mucho más en el futuro- el verdadero Gobierno británico reside en Bruselas y no en Londres. El lema de campaña del partido, "Gobierna Britannia, no Bruselas" -en alusión al himno nacional Rule Britannia- lo dice todo sobre el espíritu anticomunitario que le anima. En el mitin de presentación de la campaña celebrado esta semana en el puerto de Newlyn -el lugar del Reino Unido que más defendió a Canadá en la guerra del fletán contra España-, decenas de sus seguidores le compararon con Winston Churchill por su defensa de la independencia británica.
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