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Vuelos enfrentados

Álvarez del Manzano y Ruiz-Gallardón luchan con proyectos distintos para imponer sus intereses aeroportuarios

¿Uno o dos aeropuertos? La respuesta a la pregunta, decisiva para el futuro de Madrid, divide estos días al Partido Popular. El alcalde, José María Álvarez del Manzano, sólo quiere aterrizar en Barajas; un Gran Barajas con cinco pistas -ahora tiene dos y una más está en obras-. Es la misma idea que tenían los dirigentes socialistas y que el entonces ministro Josep Borrell tiró a la papelera por el rechazo social que desató.El presidente regional, Alberto Ruiz-Gallardón, prefiere dos aeropuertos y ya ha reservado suelo en sus planos de la región del futuro para que aterricen los aviones en Los Altos de Campo Real, una finca situada a unos 15 kilómetros de Barajas en línea recta.

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El Ministerio de Fomento, dirigido por Rafael Arias-Salgado, último responsable de esta decisión, se mantiene en zona neutral. "Nunca hemos dicho que queremos ampliar más Barajas, ni que vamos a construir un nuevo aeropuerto en Campo Real, ni que vamos a transformar la base de Torrejón en un gran aeropuerto civil. Hay que estudiar todas las alternativas antes de aprobar nada", explica un portavoz del ministerio.

De las peleas entre Ruiz-Gallardón y Álvarez del Manzano, los dirigentes de Fomento no quieren saber nada. Y mucho menos opinar.

El ministerio sólo ha dado un paso que cuesta mucho dinero: gastará 3.000 millones de pesetas en encargar los estudios técnicos sobre la viabilidad de un segundo aeropuerto en Madrid.

Los técnicos del ministerio han empezado a analizar el emplazamiento propuesto por la Comunidad de Madrid, "junto a otros", según aclaran.

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Con estos ingredientes, la batalla sobre el futuro aeroportuarío de Madrid está servida. Los dirigentes regionales y municipales del PP han puesto sordina a este combate para que sus grandes discrepancias no escapen de los despachos.

Cuando escuchan periodistas, los políticos optan por la cautela y la diplomacia. En privado, han ordenado a sus técnicos afilar los lápices para dibujar en los planos proyectos absolutamente antagónicos.

Rebelión municipal

En la Comunidad están convencidos de que la razón caerá de su lado. "La ministra de Medio Ambiente, Isabel Tocino, prometió a 14 alcaldes que la tercera pista de Barajas sería la última. Al final, cualquier proyecto para seguir estirando el aeropuerto de la capital se tendrá que enfrentar a la rebelión de decenas de municipios y miles de vecinos. Y entonces habrá que pensar en el segundo aeropuerto. Nosotros esperaremos a que el Ministerio de Fomento decida, pero adelantamos el trabajo para que cuando se acuerde qué hacer esté todo preparado", aseguran los responsables del urbanismo regional.Pedro Ortiz, director general de Planificación Urbanística de la Comunidad y ex concejal del equipo de Álvarez del Manzano, ha sentenciado en la Asamblea de Madrid: "Ni con cinco pistas se resolverían los problemas de saturación de Barajas. Harían falta ocho pistas para hacer frente a las necesidades que se avecinan, y eso Barajas no lo puede tener".

En el Ayuntamiento de Madrid lanzan argumentos económicos para torpedear estas opiniones autonómicas: "Hacer un nuevo aeropuerto costaría en torno a 500.000 millones de pesetas; ampliar Barajas, sólo 50.000 millones", señaló recientemente el concejal de Urbanismo, Ignacio del Río.

El alcalde de Madrid expone razones de comodidad para defender su Gran Barajas: "Dos aeropuertos son muy molestos para los usuarios, como lo demuestra el ejemplo de París".

Esta afirmación no es contestada por nadie. Todos, expertos y políticos, comprenden que el transbordo de un aeropuerto a otro ocasiona pérdidas de tiempo a los viajeros y, por tanto, molestias.

Pero el alcalde de Coslada, José Huélamo, de IU, recuerda a Álvarez del Manzano que un aeropuerto gigante es molesto para decenas de miles de vecinos que viven cerca. "No se puede pensar en argumentos económicos, en las cuentas de resultados de las compañías, y olvidar los intereses de las personas que viven cerca de Barajas", recalca Huélamo. En esta protesta, y otras similares de alcaldes vecinos de Coslada, se basa la estrategia de la Comunidad, según los responsables del Ayuntamiento de Madrid.

Algunos concejales del PP en la capital aseguran que Ruiz-Gallardón teme perder electorado si apuesta por la opción del Gran Barajas. "La mejor solución, que es ampliar el aeropuerto de Madrid, puede provocar una campaña contra el Gobierno regional en los 14 municipios del entorno de Barajas, por eso no quiere el Ejecutivo autonómico apostar por este proyecto", indican en la Casa de la Villa.

Y remachan: "Los técnicos de la Consejería de Obras Públicas están comiendo el coco a los dirigentes del Ministerio de Fomento y de AENA para que apoyen la opción de Campo Real", remachan las autoridades locales.

En la Comunidad responden a estas suspicacias con nuevos ataques: "Lo que le ocurre al alcalde es que se ha dejado convencer por el presidente de Iberia, que está presionando donde puede para evitar que se construya un nuevo aeropuerto. Iberia no quiere verse obligada a hacer grandes inversiones en un emplazamiento nuevo cuando tiene todas sus instalaciones en el aeropuerto de Barajas. Pero el presidente de Iberia no puede decidir lo que más interesa a los ciudadanos, por mucho que quiera un aeropuerto para él solo", esgrimen.

Esta disputa carece de árbitros. Ni Aznar ni Arias-Salgado han querido definir cuál será la opción elegida. Mientras tanto, continúan las escaramuzas entre los políticos municipales y autonómicos del Partido Popular.

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