La dama y el vagabundo
La última vez que se escuchó al polifacético Pianista Cedw Walton en el San Juan Evangelista fue hace poco más de un año codirigiendo un cuarteto con Phil Woods. Ahora ha regresado como socio de Jackie McLean, otro saxofonista alto pero separado del anterior por un insondable abismo estilístico. Si Woods es célebre por guardar celosamente la pureza tímbrica, la afinación escrupulosa, el fraseo académico y, en general, aquellas virtudes jazzísticas que adornarían a una dama de alta cuna, a McLean le realzan justamente los rasgos contrarios: el desprecio, por las. más elementales reglas de protocolo, el encantador desaliño formal que confiere atractivo al vagabundo arquetípico. Sobra decir que aunque Woods gustó, McLean se metió al público en el bolsillo.Y no es que se esforzase especialmente. Dosificó las fuerzas y permitió a su selecto trío acompañante (formidable Victor Lewis) lucirse en un intermedio que sonó a tregua, pero cuando le Regó el turno, tocó como siempre, con la misma vehemencia torrencial que le permitió colaborar con los más grandes recién abandonada la adolescencia. Se diría que, para él ceder una pizca es morir, del todo.
Jackie MeLean & Cedar Walton Trio
Jackie McLean (saxo alto), Cedar Walton (piano), David Williarns (contrabajo) y Victor Lewis (batería). C. M. U. San Juan Evangelista. Madrid. 4 de abril.
Siempre un paso adelante, hurgó oídos y conciencias con su sonoridad incisiva y cáustica. A McLean le bastó lo imprescindible para calar hondo. Cierto, que ya no es el músico suicida de su etapa de esplendor, pero sigue teniendo una pegada temible, demoledora hasta en el remanso de la balada. Muy pocos pueden sacarle un humo tan insidioso y penetrante a Smoke gets in your eyes, y aún menos pueden escribir tesis doctorales sobre blues de catón.
Babelia
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