La posible / imposible defensa europea
Soy uno de esos europeos a los que les pesa el vasallaje militar a Estados Unidos y que querrían que nos dotásemos de todos los medios que requiere un sistema de defensa plenamente autónomo; y soy, también y al mismo tiempo, uno de esos europeos que no están dispuestos a pagar por esa plena autonomía el 2% del PIB en que se estima su costo mínimo. Porque pagarla exigiría aumentar nuestro elevadísimo nivel de impuestos o reducir la aportación a sectores -sanidad, educación, medio ambiente, seguridad, ciudadana- que deben tener prioridad. Esta contradicción que hace impracticable una defensa europea realmente autónoma tiene una consideración muy distinta desde Ia nueva lectura de las viejas relaciones guerra / paz.En efecto, la transformación radical de la estructura de los conflictos, consecuencia del fin de la bipolaridad antagónica de las dos superpotencias, de la desaparición de los conflictos centrales y de la incontenible propagación de los estallidos locales, ha coincidido con la constitúción de Ia paz como eje central de la geopolítica mundial. Pues si bien es cierto que la guerra: múltiple nos ha acompañado día a día, no lo es, menos que la reivindicación de la paz nunca ha sido tan unánime y constante, y nunca su valor simbólico ha sido tan absoluto. Que la Unesco, haya constituido la "Cultura de la Paz" en su programa-faro está ahí para probarlo. Más aún la peacebuilding -la construcción de la paz, con su dimensión preventiva y su voluntad de hacer imposible la guerra- está comenzando a tene el mismo rango que la peacemaking -restablecimiento de la paz- y la peacekeeping -su mantenimiento-. Federico Mayor ha señalado la significación del cambió institucional de nombre -de Ministerio de la Guerra a Ministerio de Defensa- y ha propuesto que le llamemos Ministerio de la Paz. Y cada día somos más numerosos los que pensamos que más que movilizarnos en defensa de la soberanía y del territorio hemos de hacerlo en defensa de la paz.
Desde esa perspectiva, la plena autonomía de la defensa de Europa no es sólo posible, sino necesaria. Y lo es porque, hoy, Europa, agotada la vocación imperial de los Estados que la componen, es el único gran, espacio geopolítico que se siente concernido por las demás áreas y pueblos del mundo y que vive ese concernimiento no como voluntad de dominio sino como proyecto de interacción e intercambio.
De aquí que lo más indelegable de su política de defensa lo más necesario, consista en las acciones directamente relacionadas con la construcción dé la paz.
Necesidad que coincide, además, con lo que es efectivamente posible. Hoy todos los países miembros de Ia Unión Europea, con la excepción británica de siempre, están de acuerdo en distinguir entre operaciones, militares defensivas que deberán continuar ejecutándose en el marco de la OTAN y las acciones que estoy llamando de construcción de la paz que suelen designarse como misiones Petersberg según el nombre del castillo alemán donde se definieron- que son acciones de acompañamiento en la gestión de la crisis, intervenciones de apoyo a las ayudas humanitarias, etcétera, cuya competencia deberá recaer excluslivamente en la Unión de Europa Occidental (UEO). La reciente propuesta franco-alemana de integrarla, por etapas en la Unión Europea, convirtiéndola en su brazo armado para este tipo de misiones, le daría plena efectividad. Según ella a partir de la segunda etapa el Consejo Europeo se convertiría en el órgano de decisión de la UEO para las misiones Petersberg y se cerraría, en la tercera etapa, con la fusión de ambas, organizaciones. A lo que habría que añadir la dimensión ética en la que tanto insiste el Comisario Oreja, que aplicada a la defensa europea nos llevaría a prohibir la fabricación en Europa de minas antipersonales y de instrumentos eléctricos de tortura. La UEO tendría así un perfil defensivo propio cuyos elementos esenciales me parecen ser: establecer una agencia europea para el armamento, acabando al mismo tiempo, con el bochornoso fraude aduanero que practicamos con el material militar importado de Estados Unidos; disponer de una policía internacional propia, continuar asumiendo la función de pilar europeo de la OTAN y crear un tribunal internacional para los crímenes contra la humanidad. ¿Por qué la Conferencia Intergubernamental no lo haría suyo?
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