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La retención de un turista desencadena un incidente diplomático con Cuba

Las relaciones entre España y Cuba, que habían entrado en franca recuperación tras la crisis de noviembre, sufrieron ayer un extraño giro con la contundente advertencia del ministro español de Asuntos Exteriores, Abel Matutes, de que el Gobierno podría recomendar que no se viajase a Cuba si La Habana no permitía la inmediata salida de un turista español retenido en la isla tras un accidente de tráfico. Horas después de esta declaración, realizada por Matutes en RTVE y ratificada en el pleno del Senado, en medios diplomáticos españoles se quitaba hierro al asunto y el propio ministro intervenía para que todo quedara como una tormenta en un vaso de agua. La policía cubana cree que la crisis puede quedar zanjada hoy mismo.

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La advertencia de Matutes, que generó un breve debate en el Senado, donde intervenía el ministro de Asuntos Exteriores para presentar un informe sobre las relaciones con Cuba, cogió por sorpresa a la oposición y a la diplomacia cubana, que desconocía la queja española. La viceministra cubana de Asuntos Exteriores, Isabel Allende, que el lunes y el martes se había entrevistado en Madrid con los dos secretarios de Estado del Ministerio de Exteriores, Ramón de Miguel y Fernando Villalonga, no fue informada del problema y abandonó la capital de España con la certeza de que las relaciones están tan encauzadas que Madrid designará en los próximos meses un nuevo embajador en La Habana.La crisis del turista madrileño retenido por un accidente de tráfico estalló a primera hora cuando el ministro declaró en el programa Los desayunos de Radio Nacional que el Gobierno estaba estudiando "recomendar a los ciudadanos españoles que, si esto no se arregla, no viajen a Cuba por falta de garantías jurídicas". El ministro dio un paso más al añadir que esperaba que la retención del turista español no tuviera "nada que ver" con la detención, días antes en Madrid, de un ciudadano cubano con 100 gramos de cocaína.

Conseguir la "excarcelación"

En un tono que contrastó con su habitual estilo mesurado, Matutes calificó la situación del turista español Jesús Martín como "intolerable", y advirtió que España iba a "movilizar todos sus recursos y los de sus socios de la Unión Europea para conseguir su inmediata excarcelación y venida a España". Matutes, desconocedor en ese momento de que el turista no estaba en la cárcel, había ordenado que las gestiones se llevaran "con discreción", pero rompió su silencio porque, dijo, las cosas pasaban ya de "castaño oscuro". Y añadió: "Tratándose de la defensa de intereses, y en este caso de ciudadanos españoles, el Ministerio de Asuntos Exteriores no admite bromas, y el ministro, menos".La historia de Jesús Martín, de 30 años, comenzó el 1 de marzo cuando protagonizó un accidente en La Habana Vieja mientras conducía un turismo de alquiler. Iba en compañía de un amigo español y una amiga mía cubana cuando al intentar incorporarme a la calle Zulueta, muy cerca de la Embajada de España, choqué con una moto con sidecar", declaró a Mauricio Vicent en La Habana. Según Martín Jerónimo, el hombre que conducía la motocicleta no sufrió ningún daño, pero sí la mujer que viajaba en la parte trasera, que cayó al asfalto y se hizo algunas heridas leves. Fue trasladada a un hospital, donde al día siguiente fue dada de alta, si bien, al parecer, con problemas en algunas vértebras. El problema comenzó después, cuando el dueño de la moto le denunció. "Me pidió 2.500 dólares [360.000 pesetas] para retirar la denuncia. Aunque al final se conformaba con 1.500, le dije que no".

El juicio fue convocado para el pasado día 14 y ninguno de los denunciantes se presentó. La juez le dijo a Martín que por su parte no había ningún problema para que saliese del país, dado que el juicio podría tardar cinco o seis meses en celebrarse. Sin embargo, la policía mantuvo el veto sobre su salida del país y le impidió hacerlo en dos ocasiones, cuando acudió al aeropuerto Jose Martí para tratar de subir al vuelo de Cubana de Aviación con destino Madrid. "Parece que aquí lo que ha habido es una gran descoordinación entre la policía y los órganos de Justicia, pero no hay que exacerbar las cosas, ni hacer de esto un problema político", añadió el cónsul de España en La Habana, Eduardo Cerro, quien recordó que cerca de un millón de turistas visitan Cuba anualmente, de los cuales cerca de 125.000 son españoles, y que, como es lógico, algunas veces ocurren estos problemas. Sus palabras contrastaban con la contundencia de la advertencia del ministro Matutes, cuyo eco llegó al pleno del Senado, donde el ministro presentaba precisamente un informe sobre Cuba en el que abogaba por el mantenimiento de, unas unas buenas relaciones.

Un resumen facilitado por un portavoz oficial fijaba así la posición del ministerio: "El Gobierno no quiere ni acorralar ni injerirse en los temas cubanos. Quiere más desarrollo y más democracia para Cuba, más prosperidad y transformaciones políticas. Sin doble rasero: no tiene pudor en pedir para Cuba lo que hace años pedía para otros miembros de la familia latinoamericana. Lo dice aquí y en sus contactos internacionales".

La diferencia de tono fue advertida por los portavoces de otros grupos. Tanto que el portavoz socialista, Juan José Laborda, elogiaba la posición del ministro por considerarla una rectificación de la política de enfrentamiento con el régimen de La Habana esbozada en los primeros meses del Gobierno de José María Aznar.

El ministro buscó una salida a la escalada verbal con Cuba y quitó hierro a su declaración de horas antes. Recordó que un país amigo y aliado de España como es el Reino Unido acaba de recomendar a sus ciudadanos que no viajen a determinadas zonas de España. "No hay que darle más importancia de la que tiene", añadió en los pasillos del Senado, y señaló que en los últimos meses se han producido pequeños incidentes parecidos con turistas españoles en Cuba.

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