Japón recibe entre protestas un gran barco de basura nuclear
Rastros de radiactividad cerca de Tokio tras el incendio en el almacén de Tokai
Centenares de manifestantes recibieron ayer en el puerto de Rokkasho (norte de Japón), en medio de la helada, al barco británico Pacific Teal, que descargaba 20 toneladas de residuos nucleares japoneses vitrificados en Francia, país de donde había zarpado el pasado 13 de enero. El rechazo popular se vio alentado por el incendio el martes pasado en el almacén de basura nuclear de Tokaimura, donde la radiactividad liberada afectó a 37 trabajadores. Ayer se detectaron en Tokio -a 115 kilómetros de Tokaimura- rastros de un elemento radiactivo, cesio 134 y 137.
Los residuos descargados permanecerán entre 30 y 50 años en una instalación de Rokkasho, a 650 kilómetros de Tokio, y luego serán trasladados a un lugar aún no determinado. "¡No podemos ser el cubo de la basura nuclear!", clamaban los manifestantes, entre los que había una representación de la minoría ainu, habitante de la zona aunque su origen sea ajeno al resto de la población japonesa. Los ciudadanos formaron una cadena entre el puerto y Rokkasho, pero la policía la rompió para permitir el paso de los desechos. Algunas fuentes hablan de un manifestante herido. Rokkasho alberga varias nucleares, además del almacén de residuos.En la rada, un barco de la organización ecologista Greenpeace se aproximó al Pacific Tail, pero una lancha policial le obligó a retirarse. La travesía del navío británico había sido declarada secreta para evitar protestas, en vista de las quejas diplomáticas y de las movilizaciones populares que acompañaron en el pasado otros transportes de basura nuclear procedente de Francia.
El pasado lunes un grupo de antinucleares depositó -en el recorrido que ayer hicieron los residuos- 500 pares de zapatos viejos.
Por otra parte, la Agencia Meteorológica Japonesa detectó en un barrio cerca de Tokio niveles anormalmente altos de cesio, una semana después del accidente de Tokaimura, que ha puesto en entredicho a la industria nuclear del país y ha evidenciado la opacidad informativa y la falta de reflejos tanto de la empresa privada como del propio Gobierno.
