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El PNV pide a Cascos que acalle a Iturgaiz y Ardanza se plantea no acudir al Senado

El lehendakari Ardanza mantiene serias dudas sobre su participación, mañana, en la cumbre que reunirá en el Senado a todos los residentes autonómicos, pese a que su presencia ha sido reclamada con insistencia por Aznar. Sus recelos se acentúan en uno de los peores momentos de las relaciones entre el PNV y los populares desde que éstos gobiernan. Las graves discrepancias en la política antiterrorista y el estancamiento en la negociación del Concierto. Económico han subido el tono. Tanto, que el portavoz de los nacionalistas Iñaki Anasagasti exige al líder vasco del PP, Carlos Iturgaiz, una rectificación por decir que Xabier Arzallz "chochea". Le advierte que no puede apoyar al Gobierno si se insulta a su presidente.

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Anasagasti exige una rectificación pública de Iturgaiz. A su vez, el Gobierno vasco espera hoy mismo un gesto personal del propio Aznar que desbloquee la negociación sobre el Concierto Económico. Con ello se facilitaría la asistencia de Ardanza a un debate entre presidentes autonómicos que, por su carácter multilateral, disgusta al PNV, y que llega en un clima político enturbiado por las graves discrepancias que mantienen el PNV y el PP en materia antiterrorista.El lunes pasado, el Euzkadi Buru Batzar (EBB) del PNV dio libertad al lehendakari Ardanza para decidir su participación en el debate sobre el Estado de las autonomías en el Senado. Ardanza se encuentra en una encrucijada. Está fuertemente presionado por el PP. El presidente del Senado, Juan Ignacio Barrero; el del Congreso, Federico Trillo, y el del Gobierno, José María Aznar, le han pedido que acuda a un debate del que siempre ha estado ausente. Incluso el portavoz del PSOE en el Senado, Juan José Laborda, ha solicitado públicamente su asistencia.

De hecho, la principal baza con la que juega el Gobierno de Aznar en este debate es la presencia del lehendakari. La foto de José María Aznar rodeado de Jordi Pujol y José Antonio Ardanza en el Senado, en un debate de cuatro días de duración, es una baza triunfal para el Gobierno que le permitiría vender la imagen de integración de los nacionalismos en la gobernabilidad del Estado. Esa foto no la pudo conseguir Felipe González siendo jefe de Gobierno.

Pero en la reunión del lunes Ardanza escuchó las serias reservas de los dirigentes de su partido ante su posible asistencia a la Cámara alta. Le recordaron, por ejemplo, que el Senado, donde el PP dispone de mayoría absoluta, rechazó en noviembre la creación del órgano Permanente de Cooperación Vasco-Navarro.

Como telón de fondo subsisten los viejos recelos del PNV hacia el Senado. En septiembre de 1994, Ardanza argumentó el rechazo a su invitación a un debate de características similares por considerar que la reforma del Senado, como Cámara multilateral de presidentes autonómicos, "no se ajusta al modelo previsto en la Constitución y, en lo que se refiere a Euskadi, al Estatuto de Gernika". El PNV siempre ha reivindicado una relación bilateral con el Estado y no multilateral como consagra la reforma.

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Los peneuvistas han dejado la decisión en manos del propio Ardanza, pues como lehendakari no sólo representa a un partido sino a todos los vascos, y con la conciencia de que está muy presionado por Aznar.

Para colmo, el ambiente político se ha enturbiado más en las últimas horas entre el PP y PNV. El portavoz parlamentario de los nacionalistas, Iñaki Anasagasti, criticó ayer las "impresentables declaraciones en estos momentos" a un diario vasco del presidente del Senado, Juan Ignacio Barrero, en las que denunciaba que "los nacionalistas tienen un doble mensaje en su comunidad y en Madrid".

El enfado es doble. Anasagasti exige una rectificación al portavoz del PP vasco, Carlos Iturgaiz, y ha protestado ante el vicepresidente primero del Gobierno, Francisco Álvarez Cascos, por lo que considera graves insultos al PNV. Iturgaiz había dicho que Arzalluz "chochea" por unas declaraciones a Le Monde, en las que el líder del PNV afirmaba que Aznar está rodeado de ultraderechistas. Según Anasagasti, "Arzalluz no se refiere al Gobierno del PP, sino a otras gentes que rodean al presidente del Gobierno, como Luis María Anson, el general Monzón o el periódico Abc". "Esa derecha que está perturbando las cosas".

Las palabras de Iturgaiz, que días atrás ya se había referido a la,, paranoia" de Arzalluz, han escocido. Tanto que Anasagasti hacía ayer esta advertencia en la Cadena SER: "Considero que esto no puede seguir así. Y claro, la semana que viene hay un pleno, y a la siguiente hay otro, y a mí no se me puede pedir como responsable del grupo parlamentario en Madrid que haga una política de apoyo mientras aquí gente del PP está insultando nada menos que al presidente del partido. Yo entiendo la discrepancia política, pero no el insulto personal".

Las "fobias" del ministro

Anasagasti también acusó al ministro Mayor Oreja de aplicar una terapia absolutamente policial", frente al terrorismo. "No tiene autoridad moral para dirigirse políticamente al PNV. Debería tragarse su orgullo herido y no actuar por sus fobias o filias".

Frente a estas duras palabras, Anasagasti llegó a alabar la gestión de anteriores titulares de Interior, como el socialista José Luis Corcuera, del que dijo que con él "la Ertzaintza llegó a ser una policía integral, y además tuvo el coraje de iniciar las conversaciones de Argel con ETA". "Con Belloch", añadió, "al menos Margarita Robles tenía más sensibilidad con estos temas. Con Mayor estamos paralizados".

La buena marcha de las negociaciones de la reforma de la Ley del Concierto Económico, ya en su recta final, era la baza de Ardanza ante su partido para justificar su posible asistencia al Senado. Pero las conversaciones se estancaron el jueves en la reunión que mantuvieron el ministro de Economía, Rodrigo Rato, y el vicepresidente vasco Juan José Ibarretxe, en un punto crucial para Euskadi: la capacidad normativa sobre el impuesto de sociedades.

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