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El alga tóxica de Mallorca subsiste pese al esfuerzo por erradicarla

El alga tóxica caulerpa taxifolia sigue reproduciéndose en dos puntos de la costa de Mallorca, pese a las reiteradas campañas de erradicación emprendidas en los tres últimos años. Esta exótica planta submarina tropical se introdujo por error en el Mediterráneo en 1984 al colarse una raíz por un sumidero del Museo Oceoanográfico de Mónaco. Las dos pequeñas, zonas afectadas en la costa de Mallorca, cala D'Or y, Porto Petro, son. las únicas localizaciones detectadas hasta ahora en las costas españolas de esta alga.Submarinistas equipados con una bomba de succión trabajan actualmente para tratar de arrancar del fondo marino los nuevos rebrotes, en el mismo lugar donde se hallaron las primeras plantas. La nueva campaña de la consejería de Agricultura del Gobierno balear, la cuarta que se desarrolla desde 1993 cuando saltó la alarma, se centrará en "una fase de erradicación y de destrucción sistemática" en una área de 10.000 metros cuadrados bajo el mar. Asimismo, se incorpora una misión de exploración para evitar la extensión de la planta.

Las autoridades baleares mantienen todo el año un operativo de Vigilancia para detectar eventuales implantaciones en otras áreas, en zonas cercanas a la costa frecuentadas por barcos de recreo. Se cree que los dos ámbitos de Mallorca afectados sufrieron este accidente ecológico al recibir- frondas del alga que llegaron prendidas en anclas de yates que previamente fondearon en costas ya colonizadas. Los dos núcleos de caulerpa están vedados al fondeo de embarcaciones para evitar su extensión.

El patrimonio biológico tradicional del fondo marino mediterráneo queda alterado por el avance progresivo y dominante del alga tóxica. Los peces herbívoros emigran del lugar porque no pueden consumir la especie y sus depredadores naturales les siguen. Los hábitats autóctonos creados en tomo alas praderas de alga posidonia quedan ahogados por la emergente especie exótica, propia de mares cálidos de otros continentes. La comunidad científica internacional no es unánime, sin embargo, sobre la peligrosidad de la invasión de esta alga.

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