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Entrevista:

"Italia, Francia y España se presentan juntas al examen de Maastricht"

¡Vaya día!", se lamenta el primer ministro italiano, Romano Prodi, a modo de saludo, mientras concluye en su despacho una jornada de trabajo, la del pasado viernes, marcada por una importante devaluación de la lira., y también de la peseta, consecuencia de nuevos rumores sobre que la Unión Monetaria Europea (UME) tendrá que ser aplazada por los problemas económicos de Alemania. La divisa italiana sufrió, además, el peso añadido de la audiencia judicial preliminar que se sigue contra el primer ministro italiano por un presunto delito de abuso de poder.Pregunta. ¿Hasta qué punto está usted convencido de que la unión monetaria se hará en el año 1999?

Respuesta. Estoy convencido de que se hará, porque estamos ya embarcados en ello y no logro ver la posibilidad de realizar cambios sin que se produzcan graves daños. Naturalmente, a mí me resulta más fácil que a otros decir esto, porque está claro que, en cualquier caso, Italia no puede pedir aplazamientos ni cambios en las condiciones. No podemos sino hacer honor a nuestas obligaciones.

P. ¿Está usted igualmente convencido de que, por motivos estrictamente históricos, más allá del grado de cumplimiento de los criterios de Maastricht, es impensable que la unión monetaria europea arranque sin Italia?

R. Una unión monetaria europea sin los países latinos, en mi opinión, es inconcebible. ¿Qué Europa sería ésa? Significaría un problema para el franco. Creo que Italia, España y Francia están ligadas, y, que si la unión monetaria fuera una simple formalización del área del marco y no incluyera ni siquiera el franco, no sería una auténtica unión monetaria, a no ser que se ampliara a otros países.

P. ¿En qué consiste ese acuerdo entre Italia, España . y Francia del que usted habló el pasado jueves, tras convesar por teléfono con el presidente frances, Jacques Chirac?

R. Bueno, no es ningún acuerdo escrito. Significa, como expliqué ante el Senado, que Italia, Francia y España están ligadas por un interés mutuo de que la unión monetaria se realice e incluya a los países latinos. No hemos firmado nada, pero tenemos los mismos intereses.

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P. ¿El acuerdo podría hacer que, si los demás países latinos no entraran, Francia pudiera preferir quedarse al margen?

R. Lo que hablé con Chirac es que hemos de presentar a Alemania nuestra comunidad de objetivos e intenciones. No se ha llegado a un punto de decir entramos o no, pero nos presentamos juntos.

P. Usted ha afirmado estos días que Italia cumple ya todos los criterios del Tratado menos dos, que están al alcance de la mano. La Confindustria, la patronal italiana, sostiene, en cambio, que la rélación déficit-PIB terminará este año por encima del -5%, y que incluso con el plan de ajuste económico que se prepara, quedará ligeramente por debajo de esa cifra, frente al 3% exigido por el Tratado. ¿Quién tiene razón?

R. Es una polémica que no entiendo. Mire, el Fondo Monetario Internacional, la Organización para la Cooperacíón y el Desarrollo Económico, la Comisión Europea, así como el Instituto Nacional de Estadística italiano, prevén un déficit para el presente año del orden del 3,2% y un 3,7% del PIB. Esto, sin tener en cuenta el plan de ajuste que haremos. Éstas son las cifras. Las de Confindustria, no sé.

P. ¿Pero, ¿qué interés pueden tener los empresaríos ítalianos en propagar noticias falsas que pueden perjudicar a la lira?

R. No sé, no politizo la cuestión. Cabe también el error humano. Pero es difícil que se hayan equivocado las tres grandes estructuras de estudio que he citado, independientes entre sí, con intereses distintos y que responden a situaciones también distintas.

P. Acerca del plan de ajuste que prepara, el Partido de la Refundación Comunista (PRC), su aliado más incómodo, ha dicho que no admitirá ni recortes del gasto público ni aumentos de impuestos. ¿Se puede hacer un plan de ajuste con esas condiciones?

R. No, es imposible hacer un plan de ajuste económico sin recortes ni impuestos. Por eso, creo interpretar que lo que Refundación Comunista ha dicho es que no admitirá recortes del gasto público que perjudiquen gravemente a los sectores más débiles.

P. Usted afirmó durante la campana electoral que no gobernaría con Refundición Comunista, y que sólo gobernarla para realizar el programa del Olivo, al que Refundación Comunista no pertenece. Luego, bajo la amenaza de esta formación de retirarle su s votos, ha tenido que dar marcha atirás en muchas decisiones. ¿Ha cumplido su promesa?

R. Para empezar, Refundación Comunista no está dentro del Gobierno. Es verdad, sin embargo, que el PRC nos ha frenado. Pero nosotros no hemos tomado ninguna decisión que no haya sido acorde con nuestros objetivos. Claro que, sin Refundación Comunista, habríamos hecho más cosas.

P. Usted ha dicho que quiere abordar ya este año la reforma del sistema de pensiones, y en cambio el PRC y los sindicatos se niegan a hablar del tema antes de 1998. ¿Qué pasará?

R. Ya ha visto que en Italia, en estos meses, no ha habido ninguna explosión de tipo social. Hemos tenido algún problema, pero nada comparable con lo que ha pasado en Francia e incluso en España, y eso que nuestra política de saneamiento económico ha tenido que ser mucho más dura.

P. Silvio Berlusconi le ha ofrecido un acuerdo global para reformar el Estado de bienestar y entrar en Europa. Usted ha respondido que no cambia de aliados. Pero ¿puede excluir que el centro -izquierda llegue a una situación de bloqueo y que su Gobierno avance con los votos de Berlusconi?

R. Yo he dicho siempre que la mayoría que gobierna Italia no se cambia, pero que, si sobre algunos puntos concretos, se amplía, eso puede ser útil para el país. Un punto claro en ese sentido es precisamente el que plantea la oferta de Silvio Berlusconi, o sea, el ingreso en Europa. Creo que no se debe ver en eso un ensayo general para ningún tipo de cambio de Gobierno, que seguirá siendo el elegido por los electores.

P. ¿Ve usted un peligro de que se rompa la coalición que le apoya?

R. No. La política tiene siempre algo de imprevisible, pero, racionalmente, las cosas proceden según lo previsto; con correcciones continuas, como es lógico en un Gobierno de coalición. Otra cosa es un partido único.

P. Su principal aliado, Massimo. d'Alema, líder del ex comunista Partido Democrático de la Izquierda (PDS), ha dicho que ya es hora de que el primer ministro sea el secretario del partido más votado, como ocurre en la mayoría de los países. ¿Ve en ello una amenaza?

R. No, en absoluto, porque, en primer lugar, D'Alema tendrá que ganar las elecciones. Hoy no puede decir que es el secretario del partido mayor. Él mismo reconoció en su reciente congreso que el PDS está en el 21%. Si el instrumento mejor para llegar al 50% fuera que D'Alema fuese el candidato a primer ministro en las próximas elecciones, me,parecería lógico que lo fuera.

P. Su futuro personal, ¿lo ve siempre en política?

R. Yo entré en la política porque consideré que mi país corría un gravísimo peligro, y porque pensé que mi país tenía un gran futuro. Mi contrato con los electores italianos dura una legislatura, y ni un día más.

P. ¿No, piensa en la reelección, por ahora?

R. No, verdaderamente no.

P. Usted ha sido el inventor de la coalición de centro-izquierda denominada Olivo, pero es claro que el Olivo, si el PDS llegara, no ya al 50%, sino al 35% de los votos con un sistema electoral bastante más mayoritario que el actual, dejaría de tener sentido.

R. De eso no hay duda. El problema es que el PDS tiene que llegar primero a ese 35%. Pero el Olivo no es sólo el tema de un partido, sino un movimiento político que ha despertado mucha curiosidad fuera de Italia, porque, tras la caída del muro de Berlín, resulta mucho más difícil en la mayoría de los casos que un partido social demócrata pueda ser el cemento único de una coalición. En cambio, es posible hacer un programa, de Gobierno que ponga de acuerdo a partidos con muy distintas tradiciones. La fórmula del Olivo empieza a ser necesaria tambien en otros países.

P. Ahora que el PDS se reconvierte hacia la socialdemocracia en un sentido amplio y se configura como partido federal, ¿usted no se plantea la entrada en el PDS?

R. No, porque mi historia es completamente distinta. Yo nunca tuve tentaciones de ese tipo, ni siquiera durante mayo de 1968, y no creo que me vengan en la vejez, ¿no?

P. Usted se encuentra sometido a un proceso judicial preliminar por un presunto delito de abuso de poder. ¿No teme que una eventual decisión de procesarle definitivamente pueda poner fin a su Gobierno?

R. No tengo ninguna preocupación de ningún tipo, por que nadie ha insinuado jamás que yo haya podido actuar en ese caso por interés personal. Lo ha podido decir la derecha, pero no lo ha dicho jamás ningún magistrado.

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