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30.000 policías escoltan en Alemania el mayor traslado de basura radiactiva del país

Manifestaciones y sentadas dificultaron los primeros movimientos del transporte

El mayor traslado de residuos radiactivos jamás realizado en Alemania, seis contenedores de 130 toneladas cada uno, ha provocado una movilización policial que algunas estimaciones elevan hasta 30.000 efectivos y un costo de 66 millones de marcos (más de 5.500 millones de pesetas). Con semejante despliegue de fuerza, el Gobierno alemán espera proteger de los manifestantes antinucleares, que dificultaron ya ayer la tarea, el transporte por tren a lo largo de 600 kilómetros desde el sur de Alemanía, en las cercanías de Stuttgart, hasta el cementerio nuclear de Gorleben, en el Estado federado de Baja Sajonia.

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Una ola de histeria recorre Alemania con intervención de todos los poderes del Estado, legislativo, ejecutivo y judicial. El comentario editorial del periódico de Bonn pe día ayer: "¡Acabemos con la histeria del Castor!". Castor es la palabreja más repetida desde hace días en las primeras páginas de los periódicos y los telediarios alemanes. No tiene nada que ver con el mamífero roedor de ese nombre, sino que responde a las iniciales en inglés de Recipiente para almacenaje y transporte de material radiactivo. El transporte de seis recipientes castor se puso en marcha ayer en el pueblo de Walheim, unos 3.000 habitantes, en el estado de Baden Wurtemberg. Allí se concentraron los seis recipientes con residuos nucleares, que, tras cargarlos en un tren, deben recorrer Alemania de sur a norte, hasta llegar al cementerio nuclear de Gorleben, donde quedarán almacenados de forma provisional, hasta que se determine el lugar definitivo para su eterno descanso.

La jornada de ayer transcurrió sin incidentes graves. Sentadas de manifestantes en las calles de Walheim en tomo a la zona de carga de los castores, en las que participaron unos 500 antinucleares. La policía retuvo a unos 100 y encerró a cuatro por lanzar pedradas contra los defensores del orden público. Hubo dificultades para transportar a media docena de manifestantes que se habían atado con cadenas a bloques de cemento de una tonelada de peso. Uno de los convoyes de camiones llegó con su carga a paso de caracol y empleó tres horas en recorrer los últimos tres kilómetros, porque los manifestantes obstaculizaban la marcha. Estas acciones de ayer pueden considerarse un aperitivo de la que se puede organizar el fin de semana y sobre todo a la llegada del transporte al cementerio nuclear de Gorleben; escenario en el pasado de fenomenales enfrentamientos entre policías y manifestantes.Gases lacrimógenosLa ministra federal de Medio Ambiente, la democristiana Angela Merkel (CDU), quien osó hace unos días acercarse por la zona, tuvo que poner pies en polvorosa y salvarse de los airados manifestantes a base de refugiarse en un, vehículo de la policía, que disolvió con gases lacrimógenos la manifestación.Ya el pasado jueves el transporte nuclear de este fin de semana ocupó al poder legislativo y mereció una sesión plenaria del Parlamenteo Federal (Bundestag), que votó una resolución de condena preventiva de los previsibles actos de violencia.

Bastantes diputados de la oposición, socialdemócratas (SPD), verdes y poscomunistas del Partido del Socialismo Demócrático (PDS) se abstuvieron. El ministro federal del Interior, el democristiano Manfred Kanther (CDU), advirtió de que caerá el peso de La fuerza del Estado sobre los que osen desafiarlo. Según Kanther, a los que recurran a la violencia "se les hará sentir el peso de la policía y la justicia, aunque el esfuerzo sea grande. La sociedad puede y debe superar este desafio". El ministro del Interior. apeló a los ciudadanos a que abandonen de inmediato los lugares, donde se produzca violencia y que colaboren con la policía denunciando todo lo que sepan sobre intenciones de emplear la violencia.

Saldrá cara la broma de superar el desafío de los antinucleares, y los violentos. La movilización de 30.000 efectivos policiales de los estados, de las fuerzas federales y los demás gastos relacionados con el transporte se estiman entre 66 y 80 millones de marcos (entre 5.500 y 6.700 millones de pesetas).

Esquizofrenia

Esto coloca a algunos políticos en una situación rayana en la esquizofrenia. En Baja Sajonia, estado donde se encuentra el depósito nuclear de Gorleben, gobierna la socialdemocracia (SPD), que considera absurda la política de almacenaje provisional de los residuos. El ministro del Interior de Baja Sajonia, el socialdemócrata Gerhard Glogowski, dijo en el debate del Bundestag que "un Estado de Derecho inteligente no se empeña en atravesar con la cabeza la pared". Esto no impedirá que Glogowski lance a sus policías contra los manifestantes, si la situación lo requiere.

El transporte ya ha llegado a ocupar a la Justicia. Un tribunal administrativo de Braunschweig falló ayer contra la demanda de una niña de seis años, presentada por sus padres, que vive en la zona del cementerio nuclear. Según el tribunal, el transporte no podrá ser detenido por motivos de salud, ya que está garantizado que la emisión radiactiva será inferior a los límites de peligro. Otro tribunal de Luneburgo emitió un fallo de urgencia que confirma la legalidad de la prohibición de manifestaciones.

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