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47º FESTIVAL DE CINE DE BERLÍN

El Oso de Oro para "El escándalo de Larry Flynt" provoca sorpresa y protestas

Montxo Armendáriz gana el premio El Ángel Azul de la Academia Europea de Cine

El Oso de Oro, máximo galardón de la Berlinale, fue ayer concedido entre abucheos al filme estadounidense El escándalo de Larry Flynt, dirigido por el checo, Milos Forman. El Premio Especial del Jurado lo ganó la película chinotaiwanesa El río, que (entre el silencio y la perplejidad) también obtuvo el Premio de la Crítica Internacional. Con excepción del español Montxo Armendáriz y su Secretos del corazón -que se llevó el único premio oficial libre de sospecha de paños calientes o amaño: El Angel Azul, que otorga la Academia Europea de Cine-, ninguno de los nombres o títulos considerados como favoritos obtuvo un galardón relevante, y tuvieron que conformarse con el silencio o, en el mejor de los casos, con una simple mención o pedrea.

ENVIADO ESPECIAL

La bronca final a El escándalo de Larry Flynt [cuyo polémico cartel promocional fue ayer mismo inesperadamente retirado de las calles de Bruselas y también se anunció que será retirado en Francia, a petición del propio director tras la polémica desatada la semana pasada] y su tramposa epopeya de porno-retórica quedó atenuada por la escandalera previa de abucheos y rechiflas que provocó oír el nombre dé Leonardo DiCaprio asociado al Oso de Plata al mejor actor y, un minuto antes, el título de su película, Romeo y Julieta, asociado al sesudo premio Alfred Bauer, fundador hace medio siglo de este festival y promotor de la distinción que lleva su nombre, destinada a estimular innovaciones en el lenguaje fílmico.Es duro de entender que 10 especialistas (aunque presididos por un ex ministro de Cultura, el francés Jacques Lang, lo que aclara algo las cosas) incurran en tan divertido disparate como considerar innovador a un telefilme vulgar y completamente plano de estilo. Por suerte, el contrapunto del premio a Juliette Binoche como mejor actriz, por su maravillosa actuación en el filme de Anthony Minghella El paciente inglés -aunque no barrió, de la memoria el trabajo de su compatriota Carole Bouquet en Lucie Aubrac-, calmó un poco las ganas de meter bulla.

Otro susto

Pero, por desgracia, la gana de alboroto volvió a aparecer cuando saltó un nuevo susto: un -sacado de no se sabe qué manga de prestidigitador político- cobarde Oso de Plata a "toda la carrera de Raúl Ruiz", lo que es un descarado paño caliente destinado por el jurado a disimular la vergüenza que hubiera supuesto para sus miembros fundar la concesión de ese premio inventado en la ininteligible majadería Genealogías de un asesinato, que da pena verla y (aunque va de trascendental) carcajadas oírla. La ocurrencia de un periodista (francés, para que no quepan reservas) puso orden en el despropósito: "Esto parece un gag de Tim Burton". Es decir, una marcianada en toda regla.Dejando aparte el premio El Ángel Azul a Montxo Armendáriz por su maravillosa Secretos del corazón -que críticos alemanes coinciden en considerar la mejor película de esta Berlinale-, pues este premio está avalado por la Academia Europea, el jurado de Berlín 97 tenía que acertar alguna vez y lo hizo, pero en las pedreas y menciones consoladoras. En la pedrea, le cayó un Oso de Plata a la fascinadora música que el polaco Zbigniew Preisner (recuérdense sus músicas para el cine de Krisztof Kieslowski) ha compuesto para el buen filme danés La isla de la calle del pájaro.

Otro Oso de Plata fue para la austera y severa visión que Puerto Djema, del francés Eric Heuman, ofrece de las guerras genocidas ocultas bajo el silencio diplomático europeo en los países del este africano. Y, finalmente, el Premio Especial del Jurado le tocó a la insufrible, enfermiza atrocidad de El río, desconcertante película taiwanesa que uno debe guardarse de recomendar a sus amigos, pues pueden devolverte la recomendación a bofetadas, pero que lleva dentro complejas y refinadas filigranas de estilo y una, devastadora por vigorosa, metáfora de la vida de las clases medias de ahora, que es lo que ha subrayado el jurado de la Crítica Internacional al premiarla.

Y, en el, capítulo de menciones (es decir, de coartadas), los nombres de la polaca Anna Wielgucka, una de las tres magníficas protagonistas de Señorita nadie; del maestro polaco Andrezj Wajda y Jordan Kiziuk, muchacho eje de La isla de la calle del pájaro, antes citada; el ex celente filme alemán La vida en construcción, de Wolfgang Becker, y la brillante recuperación por el estadounidense Spike Lee de su buen cine inicial en Get on the bus. Aciertos que, por supuesto, no equilibran las anteriores fechorías de alcurnia que, por contagio de marcianismo, convierten a esta lista de premios en uno de los más graciosos chistes de ¡Marte ataca! y que, con toda evidencia, siguió atacando ayer aquí.

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