El euro, paraíso y purgatorio
Virtudes seguras y posibles pecados de la unión monetaria europea
Las recientes tormentas políticas sobre el euro reclaman un nuevo examen de los beneficios y problemas que generará la unión monetaria europea. La práctica unanimidad existente en España sobre la apuesta por la integración en el grupo de vanguardia del euro entraña una ventaja comparativa -el empuje político que genera para lograrlo- respecto a otros países de la Unión Europea (UE) más ensimismados o inseguros. La unanimidad no sólo tiene efectos psicológicos o políticos. Se traduce, además, en los mercados y retroalimenta el camino de la convergencia.Pero también conlleva un inconveniente, la ausencia de discusión concreta sobre los resultados prácticos de la Unión Económica y Monetaria (UEM), lo que amenaza con desarmar la economía española sobre los posibles efectos colaterales negativos. La unión monetaria debe ser un paraíso, pero el camino para alcanzarla tiene bastante de purgatorio y, desde luego, se trata de un paraíso con nubes.
Entre el elenco de beneficios económicos que reportará el euro -aparte de los políticos pues la nueva moneda común se convertirá en símbolo y acicate de una mayor integración continental- existe un sólido consenso entre los expertos sobre los siguientes:
Estabilidad y tipos de interés. El principal beneficio económico de la UEM será la credibilidad de la nueva divisa ante los mercados, que debe traducirse en una gran estabilidad monetaria. La ausencia de turbulencias hará posible la continuada reducción de los tipos de interés, que a su vez favorece la inversión y el crecimiento. Y éstos, en cascada, permiten generar empleo, según la secuencia de que el beneficio de hoy es, la inversión de mañana y el empleo de pasado mañana. Aunque se trata de un requisito necesario, pero no necesariamente, suficiente.
La demostración. más plástica de este argumento la ha formulado la Comisión Europea en negativo, apelando a los costes de la ausencia de estabilidad, a que ocurre cuando se produce inestabilidad cambiaria. Así, por ejemplo, ha calculado que las turbulencias monetarias de la primavera de 1995 costaron a Europa cerca de dos puntos de crecimiento y un millón y medio de empleos. Estas pérdidas no se habrían producido si hubiera habido estabilidad.
Los costes de transacción. Otra ventaja es el ahorro anual en costes de transacción, es decir, en comisiones por cambio de divisas, percibidas por los intermediarios. La archiconocida parábola relata que un ciudadano poseedor de un billete de 1.000 pesetas que atravesase sucesivamente todas las fronteras interiores de los Quince, y en cada una de ellas cambiase su dinero, se encontraría al final del recorrido con el equivalente a una moneda de 500 pesetas.
En términos globales, las empresas y ciudadanos de los Quince se ahorrarán hasta cinco billones de pesetas anuales en costes de transacción, según los cálculos recogidos en el Libro Verde de la Comisión Europea sobre la unión monetaria, de mayo de 1995.
Aumento de la financiación. La estrategia de convergencia económica o política presupuestaria restrictiva libera ahorro para financiar al sector privado, pues cada punto de reducción media de los déficit de los Quince supone una disponibilidad de cerca de 10 billones de pesetas.
El saneamiento realizado en los últimos cinco años en las finanzas públicas de los distintos Estados de la Unión Europea ha provocado la caída a la mitad de los tipos de interés a corto plazo y una reducción, aunque inferior, de los tipos a largo.
Es un proceso autosostenido, en la medida en que dicha reducción tiene un efecto positivo sobre la financiación de la deuda pública, rebajando su carga, lo que a su vez aumenta el espacio para la financiación de la economía real.
Moneda de referencia internacional. El euro suprimirá los costes de cobertura contra el riesgo cambiario entre sus países socios. Pero, además, se convertirá en una moneda de correferencia internacional, lo que "permitirá a las empresas europeas escapar al riesgo del tipo de cambio a la hora de comerciar con Dakar, Bratislava o Pekín; las empresas facturarán en la misma moneda en la que tienen expresados sus costes", como resume el comisario de Asuntos Monetarios, Yvez-Thibault de Silguy.
Además, el carácter internacional de la nueva moneda incrementará la capacidad europea de atraer capitales exteriores que persiguen un cierto grado de diversificación, como los del golfo Pérsico o los de Extremo Oriente. Esta atracción de ahorro externo aumentará el stock de ahorro disponible en Europa, por lo que su remuneración, es decir, los tipos de interés, tenderá a disminuir.
El euro no reemplazará al dólar, pero podrá beneficiarse parcialmente de su carácter de moneda de referencia. Estados Unidos ha venido financiando tradicionalmente el enorme déficit comercial gracias a su hegemonía monetaria o señoriaje, pues el 60% de su stock de dólares está en manos de extranjeros. ¿En cuánto se cifrará ese beneficio? El debate de los expertos no ha llevado todavía a conclusiones definitivas.
Efecto transferencia. La moneda única europea corona el mercado interior, según el esquema del grupo de sabios que presidió Jacques Delors. Y lo amplía donde todavía es imperfecto. La comparación entre el precio de adquisición del mismo vehículo en Italia o en Alemania será transparente, automática, al expresarse en euros. Y lo mismo sucederá entre el salario de un electricista en Badajoz y el de su colega de Sttutgart, en Alemania.
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