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Reportaje:

Faltan libros blancos

Xavier Vidal-Folch

Cuando se preparaba la anterior apuesta histórica española en Europa, el ingreso en la Comunidad, el consenso social sobre su necesidad no impidió la proliferación de libros blancos oficiales y privados elaborados para calibrar su impacto.

En los últimos setenta y primeros ochenta, Banco Exterior, Cámaras de Comercio, CEOE o Generalitat de Cataluña publicaron estudios que alimentaron un debate, aun dentro de la unanimidad europeísta. Se logró así mejorar el proceso negociador, prever con antelación los efectos menos positivos y adaptar sectores productivos y mentalidades.

Nada parecido sucede ahora con la integración en la moneda única. Sectorialmente, apenas la Banca ha iniciado el debate, los preparativos y el cálculo de costes sobre su adaptación técnica y tecnológica. Y, sin embargo, además de la gran y grave incógnita global sobre el desempleo, algunos sectores productivos específicos pueden quedar muy afectados por la unión monetaria.

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Es el caso de la primera industria exportadora nacional. Expertos en turismo de la Administración española subrayan, por ejemplo, que el nivel de cotización del euro -siempre en la hipótesis del ingreso de España- influirá en el reforzamiento o sustitución de flujos turísticos hacia el país.

Euro fuerte

Si gana la tesis alemana de un euro fuerte, en detrimento de la francesa, es decir, "si la cotización del euro en relación con el dólar es alta, los precios de la oferta turística tenderían a igualarse y el flujo del sector de tercera edad podría encontrar ofertas alternativas, . económicamente competitivas, en determinados países del mundo en vías de desarrollo, con oferta climática similar y a un precio quizá inferior", indican.Otros sectores -comercio, pymes, consumidores- se ven obligados a atenerse a las publicaciones globales europeas (el Libro Verde de la Comisión, los estudios de algunos lobbies de Bruselas) para hallar puntos de referencia, aparte de los periodísticos. Se encuentran mal pertrechados para el reto.

El panorama de los Quince no es mucho mejor, salvo en Suecia, donde se ha publicado un Libro Blanco oficial, y en el Reino Unido, donde la calidad del debate público forma parte de sus señas de identidad. Se trata, curiosamente, de dos países con fuerte peso del euroescepticismo, en los que aún se discute la conveniencia de apuntarse a la unión monetaria. Como si la voluntad de acceder a ella actuase en el resto como varita mágica que resuelve todos los problemas, quedando los pendientes para Gobiernos y bancos centrales.

Poderes públicos, universidades y organizaciones económicas tienen aún oportunidad de realizar un trabajo de prospectiva, para evitar que el voluntarismo y el consenso acaben ocultando posibles efectos negativos. Esconder la cabeza bajo el ala desarma.

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