El dios Mamón
Muñoz Molina nos brindaba el pasado día 5 de febrero un sentido artículo titulado Peso de oro. Mientras lo leía, recordaba cómo hace unos años unas cuantas personas interesadas por la historia nos encontrábamos en un antiguo refectorio benedictino celebrando unas Jornadas de Estudios Medievales, en Nájera. El ponente se permitió hacer un excursus sobre el integrismo islámico; el día anterior había estallado la guerra del Golfo. En el turno de preguntas, pedí la palabra y dije que, a mi entender, más peso que Alá y que Jahvé y que el Dios de Jesucristo, siempre había tenido el dios-dinero, y que ése era el integrismo a temer por encima de todos. No sabía yo entonces que en el billete de dólar figura la leyenda "In God we trust" (En Dios confiamos). Creo que sería más honesto, por parte del banco emisor norteamericano, añadir una ele: "In Gold we trust" (En el Oro confiamos / creemos).Y es que, por ateos que corran los tiempos, hay un dios que no pierde vigor ni brillo: Mamón. Es una pena que se haya perdido en castellano esa personificación bíblica de la riqueza. El famoso texto evangélico, reza literalmente: "No podéis servir a Dios y a Mamón" (Mateo 6,24). Es un dios con todas las de la ley; con sus templos (bancos, cajas), sus dogmas (¿no dicen ahora extra mercatum nulla salus?), sus liturgias (bolsa, loterías) y paraliturgias (concursos de televisión), sus teólogos (economistas ortodoxos) y prosélitos (nuevos ricos) y hasta sus herejes (pobres, bohemios). ¿Cómo denominar a sus adeptos? ¿Mamones?-
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