Madeleine Albright consigue que la OTAN complete su ampliación este mismo año
Vino, vio y venció. La secretaria de Estado EE UU, Madeleine Albright, se apuntó ayer un tanto diplomático al conseguir el consenso de los Dieciséis para culminar la ampliación de la OTAN este año, con el fin de que entre en vigor en 1999. Esta fuga hacia adelante se hará contando con Rusia -a la qué se ofrece crear una brigada conjunta-, pero sin convertir a la Alianza en su rehén, para lo cual Albright dio un capotazo al secretario general, Javier Solana. Francia flexibilizó su postura sobre el cambio interno y aceptó que Europa y EE UU compartan el mando mediterráneo.
"Nuestro objetivo debería ser completar las negociaciones de ampliación para final de este año, de manera que se puedan firmar en diciembre los instrumentos de acceso". Así lanzó Albright su fuga hacia adelante, que no tuvo un solo eco negativo. Todos los componentes del Consejo Atlántico asintieron. Fue una sesión solemne, a la que acudieron los ministros de Exteriores, para poner la alfombra roja en el estreno de la secretaria de Estado, salvo el alemán Klaus Kinkel, que viajó a Moscú para entrevistarse con Borís Yeltsin, y el español Abel Matutes, que estaba con los Reyes en Egipto.La propuesta da tiempo a que los Parlamentos nacionales de los Dieciséis ratifiquen el acuerdo de ampliación del próximo diciembre con los antiguos países del Pacto de Varsovia (probablemente Polonia, Hungría y República Checa), de manera que la OTAN ampliada sea un hecho en 1999, con motivo del 50º aniversario del Tratado de Washington por el que se fundó la organización El objetivo redondea además los deberes de la cumbre de Madrid, el próximo julio: los aliados deberán entonces realizar oficialmente la criba de los candidatos seleccionados.
Este calendario patrocinado por Albright responde a la apasionada voluntad de su presidente por acelerar la ampliación. Bill Clinton recuerda que la Sociedad de Naciones naufragó al no ser ratificada por las Cámaras estadounidenses. Y calcula que los focos reticentes del Senado quedarán más fácilmente vencidos si se hace la operación en caliente, evitando dejarla para el siempre problemático final de legislatura.
La sucesora de Warren Christopher completó el paquete con un caramelo para endulzar a Moscú el mal trago. Propuso la creación de una brigada militar conjunta OTAN-Rusia, para misiones específicas de mantenimiento de la paz, a imagen incrementada de la cooperación entre Bruselas y Moscú realizada fructíferamente en Bosnia. "Hemos hecho esfuerzos conjuntos y tenemos ahora la oportunidad de avanzar, mediante las actuaciones del secretario general, Javier Solana, para lograr progresos en esta dirección antes de la cumbre de Madrid", manifestó Albright.
De esta manera echaba un explícito capotazo al secretario general, reafirmado su papel negociador tras las críticas que recibió del Kremlin con motivo de su gira por cuatro antiguas repúblicas soviéticas. Solana y el ministro de Exteriores ruso, Evgueni Primakov, proseguirán las discusiones el próximo domingo en Bruselas. El proyecto de la brigada puede ser un factor que mejore el clima. Tanto la secretaria de Estado como el secretario general aseguraron que se trata de un proyecto muy en ciernes, al que hay que dotar de contenidos y calendario concretos. Un factor concreto complementario es el acuerdo interaliado para reducir considerablemente los pertrechos en las negociaciones del Tratado de Armas Convencionales, que se presentará inmediatamente a las reuniones de Viena.
Mando mediterráneo
La otra gran noticia del día vino de la mano del francés Hervé de Charette, quien postuló una "división equilibrada entre dos mandos, uno europeo y otro norteamericano, en el Mediterráneo". Era la primera evidencia de que París ha empezado a flexibilizar su postura en el pulso que viene manteniendo con Washington. Hasta ahora, reclamaba atribuir el mando de Nápoles enteramente a un europeo. Desde ayer, sólo propugna compartirlo.Eso sí, si la reforma de los mandos que debe alumbrar la nueva Identidad Europea de Defensa dentro de la OTAN no se corona con éxito". Si hay un "desacuerdo persistente, nosotros nos veremos obligados a quedarnos aquí", colapsando la plena integración de Francia en la nueva estructura militar de la Alianza, advirtió De Charette. Porque su país está "dispuesto a hacer parte del camino, pero no todo". En román paladino, viene a decirle a Clinton: he cedido la mitad, ahora la pelota -la responsabilidad de culminar con bien la reforma interna o abrir una crisis de enormes proporciones-, está en tu tejado. Charette también sostuvo que las reclamaciones moscovitas de, que la Carta bilateral OTAN-Rusia sea legalmente vinculante" y de que haya una cierta codecisión no constituyen obstáculos insalvables.
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