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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Salida argelina

ANTES, DURANTE y después del Ramadán que acaba de terminar, el terrorismo y su represión siguen sembrando Argelia de cadáveres: más de quinientos muertos en las últimas semanas, y las cifras de esta tragedia siguen engrosándose. ¿No tiene Argelia salida a la violencia? Posiblemente sí, pero no la que apunta el régimen que preside Liamín Zerual, en el que han empezado a perder confianza Europa y Estados Unidos. Italia parece favorecer una acción internacional para propiciar de nuevo la búsqueda de un camino hacia la paz interna en el país magrebí. Francia, tan vinculada a Argelia, muestra síntomas de estar variando su rumbo, y su apoyo a Zerual ha perdido entusiasmo.Zerual convenció a los Gobiernos europeos al ganar las elecciones presidenciales de noviembre de 1995, a pesar de que los integristas islárnicos del FIS no pudieron participar en la contienda. Desde entonces ha demostrado no tener las riendas de la situación en mano. Pero sus promesas de diálogo se las lleva la represión brutal, favorecida desde luego por la brutalidad de un terrorismo islámico a menudo de una crueldad insuperable. Dos recientes informes, uno de Aministía Internacional y otro del Departamento de Estado de EE UU, comparten la tesis de que la violencia es resultado no sólo de la actuación de los grupos terroristas islamistas, sino también de la acción de un Gobierno que ha armado a grupos paramilitares y que tiene en su haber demasiados casos de desaparecidos, ejecuciones sumarias y torturas.

Pero Zerual se ha cerrado en banda, lo que está provocando un cambio por parte francesa e italiana, y llevando a acelerar las reflexiones sobre cómo favorecer una salida dialogada. Difícil sería una mediación entre las partes en Argelia. Porque el anterior intento serio de provocar un diálogo, hace dos años, en Roma, bajo los auspicios de la Comunidad de San Egidio, produjo una reacción de rechazo por parte del Gobierno. Y porque no es nada seguro que los islamistas moderados logren frenar la violencia, mientras un diálogo con. el terrorismo integrista no parece una opción.

Que una salida dialogada resulte difícil no significa que no deba intentarse. Italia baraja la posibilidad de convocar una conferencia internacional sobre Argelia, iniciativa que, de prosperar, tendría un alto interés para abordar un problema que no afecta sólo a los argelinos, sino a todos. La Unión Europea, además, dispone de medios para presionar al régimen argelino. Éste quiere legitimarse en las legislativas que el régimen tiene previsto convocar antes del verano. Tal legitimación, más allá de la que puedan dar los países africanos, requiere la presencia de observadores europeos. Para enviar estos observadores, Europa puede presionar y exigir, como hace el ex presidente francés Valéry Giscard d'Estaing, que las elecciones se abran a toda la oposición, incluidos los partidos políticos islamistas, hoy prohibidos. Sin tal apertura, Argelia irá a peor.

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