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Los coleccionistas americanos invitados a Arco miran mucho y compran poco en la feria

Más de cincuenta 'major collectors' hacen el maratón y tardan en decidirse

En Arco se les llama los major collectors, y viéndoles formar este heterogéneo grupo de casi cuarenta personas -procedentes casi todos del continente americano- se nota bastante lo de major, pero menos lo de collectors. Van bien vestidos; los señores, con zapatos caros, y las damas, con ropa de alta costura; pero las ojeras de casi todos delatan el cansancio de un programa apretadísimo: actos, fiestas, museos, feria, conferencias y afterhours, y vuelta a empezar el maratón.Son todos millonarios, claro, o multi; pero también, por supuesto, gente de mucho mundo, muy accesibles (y en varios idiomas). Por ejemplo, Alfonso Pons, venezolano extravertido, ojos pícaros y lengua vivaz: "Lo estamos pasando chévere", exclama tras una noche audaz por, los garitos flamencos madrileños. Y a continuación: "Pero de dinero no se habla, ¡eh!".

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Porque comprar, lo que se dice comprar, ayer, sábado, algunos aún no habían ni debutado. Sí lo había hecho Manuel González, cubano de nacionalidad estadounidense, vicepresidente -y director de la colección de arte- del Chase Manhattan Bánk, pero fue por cuenta ajena, y no se estiró mucho: el jueves compró una pieza en nailon de "Rivane, la del apellido impronunciable". Se refiere a Neuenschwansder, una joven brasileña que estudia en la Royal Acaderny de Londres y que se ha convertido, con su serie de colgantes de nailon blancos y quemados, en una de las figuras de la feria.

Ventajas y limitaciones

Pero González es un coleccionista especial. Su colección (la de su banco), que ha recibido un premio de Arco este año, consta de 17.000 obras, repartidas entre los cientos de sucursales del Chase en el mundo, desde Warhol y Rauschenberg hasta Goya, Guillermo Kuitka, Equipo Crónica, Tápies... Al director no le ha dado tiempo de verlas todas -"a pesar de que trabajo 24 horas al día"-, pero su deber sigue siendo renovarla, combinando "arte y negocio", dice, y "manteniendo el criterio con el que David Rockefeller fundó la colección -arte joven, a poder ser sensual, comprometido, relacionado con los países en los que el banco tiene intereses- y con el que la dirigió el legendario Jack Bolton".Limitaciones distintas tiene Bruno Musatti, brasileño con pelo gris y nariz aguileña, que cree que Arco "está empezando a tener más importancia en el escenario internacional, porque ha demostrado más voluntad de. conocer cosas nuevas". Musatti se autodefine como un coleccionista modesto -"no tengo plata ni lugar para mucho"-, y el viernes contaba que aún no se había estrenado en la feria, pero que empezó a comprar en los años sesenta y que se dedica con más fuerza en los últimos años: "Tras la loca especulación de los ochenta y la crisis de los noventa, la neurosis de los coleccionistas parece aquietada".

Su interés principal, explica Musatti, "son los nuevos brasileños, muy pujantes, creativos y vigorosos, pero yo vengo con ellos a ayudarles, y mientras pienso el concepto de colección que quiero hacer: no quiero caer en la paranoia de Thyssen, comprar y comprar, para luego acabar instalándome en un sitio quién sabe si por motivos fiscales...".

El coleccionista habla mientras corre ya escaleras de la Fundación La Caixa abajo. El grupo A se va al palacio de Liria, a ver qué hay de interesante en casa de los Alba... "Puede que haya rebajas", dice uno en francés. Pero el autobús del grupo B asoma ya por la bocacalle. Y ahí viene Alfonso Pons, gran amigo de González nos matriculamos en la misma universidad de arte", bromea el cubano -norteamericano-, que también ha comprado su rivane. La fórmula del venezolano es Iatinos, jóvenes y contemporáneos".En su colección, Nazaré Pacheco, Guillermo Kuitka, Julio Galán, Adriana Varejao...

Muchas coincidencias con González, aunque, aclara, "es difícil coincidir en el mismo tiempo y obra, pero a veces pasa, y ahí, el que pega primero pega dos veces; no se puede ganar siempre". Resignación, pues. O filosofía, como la de Musatti: "Nuestra misión es compartir la colección con la gente", dice.

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