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Los policías amotinados en Guatemala se rinden y entregan las armas

Tras cinco días de una rebelión hasta ahora inimaginable debido a la rígida disciplina impuesta por 36 años de guerra civil, los agentes de la Policía Militar Ambulante (PMA) se sometieron ayer a la disciplina castrense y entregaron las armas a sus superiores jerárquicos. Los amotinados quedan a la espera de que el Ejército les conceda la indemnización laboral por el tiempo de servicio, aunque también pendientes de cualquier medida disciplinaria que se les pueda imponer por haber violado el reglamento militar.

, El epílogo a la crisis se veía venir. Los policías militares, envalentonados por una inusual actitud de concordia de la superioridad durante las negociaciones acerca de sus demandas monetarias, perdieron la dimensión y derivaron en actos anárquicos, como intentar secuestrar a los integrantes de la comisión de alto nivel del Ministerio de Defensa, presidida por el subjefe del Estado Mayor del Ejército, general Víctor Manuel Ventura, la cuarta jerarquía castrense del país.La crisis se originó cuando los PMA se enteraron de que su cuerpo sería disuelto el 28 de febrero, en cumplimiento de los acuerdos de paz firmados entre el Gobierno y la guerrilla el pasado diciembre. Inmediatamente iniciaron un movimiento de rebelión, durante el cual desconocieron la autoridad del comandante de la plaza, coronel Leonel de León, y forzaron una ronda de negociaciones con una comisión de alto nivel del Ministerio de Defensa, ante la cual plantearon una indemnización "irrenunciable" de 50.000 quetzales (un millón de pesetas, en cifras redondas).

Nada era suficiente, y cuando el general Ventura y sus acompañantes, todos oficiales superiores con mando en plaza, quisieron abandonar la sede del cuerpo militar fueron rodeados por los policías, quienes, con abuso de fuerza, les impidieron salir de su cuartel, en un tira y afloja que se prolongó por casi tres horas.

Al filo de las diez de la noche local del sábado (la madrugada de ayer en España), tropas de asalto del cuartel Mariscal Zavala, uno de los más importantes del país, rodearon la plaza rebelde.

El epílogo se dio en la mañana de ayer, cuando un comandante del Ejército anunció que los policías declinaban su actitud y empezaban a entregar sus armas. Muchos salieron luego de paisano a disfrutar el permiso dominical.

[Horas más tarde, el presidente de Guatemala, Alvaro Arzú, en la primera referencia al motín, advirtió de que su Gobierno no tolerará "insubordinaciones", informa France Presse.]

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