Los clásicos dan la nota

El encargado del Café de La Fídula asegura, muy serio él, que la audiencia del fútbol ha bajado en las dos últimas semanas. ¿Y de quién es la culpa? Sin pestañear y con una pizca de sorna responde: "Pues de los originales conciertos que hacemos todos los miércoles y con los que pretendemos demostrar que los músicos clásicos no son tan muermos como la gente cree. Estamos arrasando".Esta semana, la segunda desde que se inició el ciclo Clásicos con marcha, el local estaba atestado de gente ansiosa por alimentar el oído con fa música de varios grupos, integrantes de las principales orquestas y conservatorios de España. La sorpresa llegó al escenario, cubierto con los habituales instrumentos de orquesta, cuando los miembros del cuarteto de Barroque and blue en vez de tocar a Bach, Beethoven o Mozart se enzarzaron con piezas de jazz, pop y rock. El público, entre copas y humo de tabaco, enmudeció al escuchar la limpia mezcla de música barroca. y jazz que desprendía la flauta, el piano, un contrabajo y un timbal, al interpretar varios fragmentos de obras de C. Bolling. "A pesar de que el sitio es muy pequeño, la música suena muy bien", comentaba en voz baja uno de los ensimismados asistentes a la actuación.

La intención de los músicos es demostrar que, a pesar de acarrear con serias partituras, también tienen marcha y, de vez en cuando, dan la nota. "Queremos que los jóvenes se den cuenta que nosotros no somos aburridos y que también sabemos tocar otro tipo de música más actual", señalaba uno de los componentes del cuarteto, Antonio Pérez, profesor de flauta del Conservatorio Joaquín Turina, de 28 años.

Otro de los músicos, Juan Manuel Cano, contrabajo de la Banda Sinfónica Municipal, recalcaba que en música no hay diferencias: "Que se quiten de la cabeza, de una vez por todas, que no existe otra diferenciación que entre buena y mala música. Todas son iguales, pero con distintos ritmos".

En esto coincidía el resto de la banda, Palmerina Borges, pianista del Conservatorio Joaquín Turina, y Dionisio Villalba, timbal de la Sinfónica de Madrid: "Hay algo muy claro, si a la gente no le interesa la música es porque no la conoce. Y ésta es una buena forma de que empiecen a aficionarse. Los. conciertos no son nada pesados y tienen un tono familiar".

El objetivo del Café de La Fídula, según cuenta el encargado, es convertirse, sin romper el ambiente de todo bar de copas, en un pequeño auditorio abierto a poetas,, cantantes y músicos. El próximo miércoles subirá al escenario a dar la nota la orquesta Camerjazz. Los jueves habrá poesía, y los viernes y sábados quedan reservados para conciertos de música barroca y zarzuela.

Café de La Fídula. Huertas, 57. (Metro Antón Martín). Estudiantes, 300 pesetas; resto, 500 pesetas.