"Fujimori quiere sacar la mayor ventaja electoral de la crisis"
Javier Pérez de Cuéllar, ex secretario general de las Naciones Unidas, el líder más notable de la oposición peruana, fundador de Unión por el Perú (UPP), sostiene que el presidente Alberto Fujimori actúa en la crisis de los rehenes determinado por su "obsesión" reeleccionista. "A veces me pregunto si sabe lo que quiere", declara en su casa del barrio limeño de San Isidro. Al igual que el jefe de Gobierno, Pérez de Cuéllar rechaza la liberación de presos del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA) y no descarta que el objetivo del viaje de Fujimori a Bolivia este jueves haya sido comunicar al Gobierno de La Paz que piensa en una solución de fuerza para desalojar la residencia del embajador japonés, tomada el 17 de diciembre. "Si el Gobierno decidiera una solución militar, la responsabilidad sería compartida con Japón. No la podría hacer si Japón no la autoriza. Sería una violación de la Convención de Viena".Pregunta. ¿Cuál cree que fue el motivo del repentino viaje del presidente Alberto Fujimori a Bolivia?
Respuesta. Evidentemente, si hay una solución militar en primer lugar se requeriría el consentimiento del Gobierno japonés, puesto que lo que rige es la inviolabilidad de los locales de la residencia y cancillería de la Embajada japonesa. Y en segundo lugar, el único funcionario extranjero importante que hay dentro es el embajador de Bolivia. Al haber un elemento de riesgo sí hay una operación militar, pues seguramente, se me ocurre a mí, que ésa pueda ser la razón [del viaje], el decir: 'No nos queda más remedio que, vista la intransigencia de los secuestradores, de un lado y de otro, la firmeza de la posición nuestra, embarcarnos en una operación policial o lo que sea". Fujimori, de todas formas, no ha dicho que vaya a recurrir a la fuerza.
P. No parece que un asalto pueda anunciarse.
R. Claro. En América del Sur decimos que guerra avisada no mata a la gente.
P. ¿Qué opina de los últimos despliegues en la embajada?
R. Son bravatas, tonterías. Vuelvo a lo dicho: guerra avisada no mata a la gente.
P. ¿Cree que la posible reelección presidencial influye en el comportamiento de Fujimori?
R. Fujimori es un obsesivo de la reelección. Está viendo de qué manera pueda resolver esto al menor costo o con la mayor ventaja.
P. Sin embargo, se ha mostrado más flexible porque acepta tratar sobre las condiciones carcelarias.
R. A veces me pregunto si sabe lo que quiere. Esa duda que tiene está motivada justamente por ese no saber qué será para él la fórmula de solución más venta osa electoralmente o menos dañina.
P. Usted, como diplomático, ¿cree que sería factible una intervención violenta?
R. Posible es. Pero hay que tener en cuenta el costo en vidas humanas, porque si estamos todos consternados por la suerte de los rehenes, ¿cómo podemos al mismo tiempo poner en peligro sus vidas? Los secuestradores están muy armados y si corren peligro no van a tener ningún reparo en disparar contra Tudela [ministro de Relaciones Exteriores] o algún otro. Hay que evitar una solución militar.
P. ¿Cree que Fujimori maneja bien la crisis?
R. Mire usted, el buen manejo, y se lo digo yo, que soy diplomático desde hace más de 50 años, se conoce con el resultado. Si el resultado es una matanza, no sé si el manejo es tan bueno; si el resultado es una negociación pacífica, entonces, chapeau, como dicen los franceses: de quitarse el sombrero.
P. Las posturas parecen irreconciliables. El MRTA considera irrenunciable la liberación de sus presos.
R. Es casi una apuesta. A ver quién es más duro. Yo, como peruano, creo que al Gobierno hay que dejarlo trabajar; la responsabilidad es de ellos.
P. ¿Usted negociaría la liberación de presos?
R. No. La liberación de presos es imposible. Hay que respetar el orden jurídico; ya lo viola bastante el Gobierno.
P. El Gobierno favoreció la amnistía de militares condenados en causas por asesinato.
R. Así es. El Gobierno interfiere el ordenamiento jurídico de una forma solapada, pero la liberación de presos sería una interferencia desvergonzada. Yo estaría completamente en desacuerdo con liberar a los terroristas. Le están pidiendo a Fujimori hacer algo a lo que no tiene derecho.
P. ¿Cuál seria su máxima concesión?
R. Dejarles salir, y tampoco es muy jurídico, porque si los consideramos delincuentes, a los delincuentes se les sanciona. Que se mejoren las condiciones de las prisiones. Eso sí me parece que es una obligación del Estado respetar los derechos humanos de los prisioneros políticos, con o sin rehenes.
P. ¿Cómo resolvería la crisis?
R. Antes de la guerra del Golfo se agotaron todos los esfuerzos diplomáticos. En el año 1990. viajé a Bagdad para ver si convencía a Sadam Husein, que era inconvencible. El presidente iraquí pensó que iba a repetir una guerra tipo Vietnam, en la que los norteamericanos iban a andar perdidos. Se le olvidó, o no le informaron, de que había detrás de la exigencia de EE UU la fuerza más poderosa que jamás había existido en este mundo.
P. ¿Se ha agotado el proceso, negociador en Perú?
R. Todavía no hemos visto un verdadero proceso de negociación en marcha. Quien debe actuar es el Defensor del Pueblo, es la persona mandada a hacer para la tarea, es una persona imparcial, desligada del Gobierno.
P. ¿Y las Naciones Unidas?
R. Las Naciones Unidas no podrían cumplir ese papel si no hubiera acuerdo de las partes. Para la ONU, el MRTA no es exactamente una parte, porque no es un grupo guerrillero; en realidad es un grupo terrorista, o como quiera...
P. ¿Cómo calificaría usted al MRTA?
R. Yo creo que es un grupo subversivo, pero que no alcanza a ser un grupo guerrillero. Lo que hace el MRTA es dar golpes aislados, de tipo terrorista más que otra cosa.
P. Difícil decisión la del Gobierno.
R. Aunque yo soy de la Oposición, siempre he comprendido lo imposible que es la tarea de gobierno: cómo equilibrar lo jurídico con lo humanitario. Es prácticamente la cuadratura del círculo.
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