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El régimen de Hassan II lanza una ofensiva contra el integrismo en la Universidad

El gobierno marroquí está dispuesto acabar con la agitación integrista islámica en las universidades. Así lo anunciaron los ministros del interior, Justicia y Enseñanza Superior en una circular difundida ayer, pocas horas antes de que los jueces del distrito de Ain Chok, en Casablanca, condenaran a los tres máximos líderes estudiantes islamistas a penas que oscilan entre uno y dos años de cárcel, como responsables de los últimos incidentes.

"El Gobierno está firmemente decidido a poner fin a las actuaciones destructivas y a las intenciones solapadas de estos grupúsculos y de sus instigadores", señalaban ayer los ministros Dris Basri, Abderrahman Amalu y Dris Jalil en un inusual comunicado que iba dirigido a los estudiantes, a las fuerzas de seguridad, a la Administración de justicia, a las autoridades universitarias y a los responsables locales, y en el que, además, anunciaban una serie de drásticas medidas para acabar con la agitación en las universidades de Marruecos.La circular contiene también una amenaza que el Gobierno dirige, aunque sin decirlo explícitamente, a los militantes y dirigentes de la asociación integrista Justicia y Caridad, que desde hace más de dos años controlan los órganos de representación de los universitarios, y en especial la Unión Nacional de Estudiantes Marroquíes.

Desde hace varios años, la rama estudiantil de la organización integrista Justicia y Caridad se ha mostrado especialmente activa en la Universidad Mohamed V, con campus repartidos entre las ciudades de Casablanca y Mohamedia, abarrotados con más de 30.000 estudiantes. Desde hace más de dos semanas esta universidad vive, en una situación de permanente revuelta, motivada por la falta de transporte público y la ausencia de plazas en las residencias estudiantiles.

Estas movilizaciones provocaron hace una semana una verdadera batalla campal en el barrio de Ain Chok, en Casablanca, cuando las fuerzas de seguridad dispersaron contundentemente a centenares de estudiantes que habían salido a la calle para protestar por la detención de sus líderes, que ayer fueron condenados a penas de cárcel por un tribunal.

La circular del Gobierno prohíbe el acceso a las universidades, las facultades y las residencias de estudiantes a toda persona ajena a esos centros educativos, al tiempo que potencia la presencia de los vigilantes, una desprestigiada figura conocida en medios universitarios como los awaks.

500.000 seguidores

"El Gobierno quiere aprovechar la excusa para golpear a las asociaciones de estudiantes, y sobre todo al movimiento islamista marroquí, pero nuestra organización cuenta con medio millón de seguidores", asegura a EL PAIS el abogado Abdeltif Hatimy, uno de los dirigentes del movimiento integrista marroquí y defensor de los estudiantes procesados.Las manifestaciones de este letrado coinciden con las declaraciones efectuadas por Justicia y Caridad, en las que se da a entender que el movimiento islamista en la Universidad no es más que la punta del iceberg del integrismo marroquí y que a este país magrebí le espera "el islam o el diluvio".

El abogado Hatimy trata de descalificar a los responsables de la Administración, que, en su opinión, "están lejos de aplicar el Corán" con su organización, al someterla a un constante asedio oficial. "Marruecos incumple de esta manera todas las leyes y acuerdos internacionales que ha firmado", destaca.

La ofensiva de los radicales islámicos marroquíes coincide con el séptimo aniversario de, la detención domiciliaria de su principal líder, Abdesalam Yasin, quien permanace enclaustrado en su casa de Salé, cerca de Rabat, por su permanente actitud crítica hacia el rey Hassan II. Hace poco menos de un año, el Gobierno intentó llegar a un acuerdo con este disidente, a quien llegó a ofrecer la libertad a cambio de acatar la autoridad política y religiosa del monarca alauí. Pero el pacto nunca se cerró, ya que Yasin aprovechó su primera salida al exterior para criticar de nuevo al régimen en la mezquita más próxima.

Justicia y Caridad volvía ayer de nuevo a la carga, asegurando que no se someterá "más que a Alá" y que proseguirá con su acción hasta conseguir que "la gente venere a Alá y no a las criaturas humanas que Alá ha creado". Un desplante claramente dirigido al rey Hassan II, jefe político y religioso de Marruecos.

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