El Gobierno de Zaire ordena a sus soldados "ir a la guerra" contra los rebeldes tutsis
El primer ministro zaireño, Kengo wa Dongo, compareció ayer en televisión para anunciar formalmente que ha ordenado a sus tropas "ir a la guerra" para recapturar el territorio del este del país controlado por la guerrilla secesionista tutsi (banyamulenges). Kengo wa Dongo instó al pueblo a apoyar el esfuerzo bélico y pidió que los programas de radio y televisión reflejen este compromiso nacional.Anoche no estaba claro qué impacto real tendrá el anuncio del jefe de Gobierno, pues tal contraofensiva se lleva prometiendo desde hace más de un mes. Tropas zaireñas y un número de mercenarios que algunas fuentes cifran en tomo a los 300 se han estado concentrando desde hace semanas en la ciudad de Kisangani, a la que la pasada semana llegó el jefe del Estado Mayor zaireño general Mahele Leiko Bokungo. Algunos testigos dan cuenta de la llegada regular en las últimas semanas de aviones con tropas y armamento. También hay movimientos militares en Kindu.
Los rebeldes tutsis, que lanzaron su ofensiva el pasado mes de octubre, controlan una banda de unos 600 kilómetros de longitud en el área fronteriza de Zaire con Uganda, Ruanda y Burundi tras derrotar a las guarniciones zaireñas.
La intervención de Kengo coincidió con el anuncio de que el comandante militar de los banyamulenges, André Kisase Ngandu, murió el pasado día 8 en una emboscada, supuestamente a manos de miembros de la tribu mai mai, teórica aliada suya, en Butembo, a 180 kilómetros al norte de la capital rebelde, Goma. Esta muerte es un duro golpe para las milicias tutsis. Kisase Ngandu jugó un gran papel en el avance de los banyamulenges y está preparando la respuesta a la anunciada ofensiva gubernamental.
La guerra de los banyamulenges contra el ejército de Mobutu Sese Seko, quien se encuentra de nuevo en Europa en tratamiento médico por su cáncer de próstata, provocó el regreso a Ruanda de cientos de miles de refugiados que huyeron en 1994 tras la victoria tutsi en su país. Temerosos de las represalias por los genocidios hutus contra tutsis y hutus opuestos a su régimen, estos refugiados no habían querido regresar a Ruanda. En ello jugaron un gran papel los soldados del antiguo ejército hutu y los milicianos radicales hutus, que vivían en estos campos camuflados entre los refugiados, de quienes se servían como escudos humanos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.