Suiza busca limpiar su imagen con un fondo para víctimas del holocausto
El proceso abierto a Suiza por su actuación con la Alemania nazi sigue acarreando fuertes dolores de cabeza a las autoridades helvéticas. Ante la cascada de acusaciones procedentes de las asociaciones judías, el Gobierno federal se manifestó ayer dispuesto a iniciar negociaciones con bancos y organizaciones judías para crear un fondo -a favor de las víctimas del holocausto y sus descendientes. Pero la oferta fue rechazada en el acto por el presidente de la Agencia Judía, Abraham Burg, quien, desde Jerusalén, acusó a Suiza de "estar jugando con palabras".El anuncio del Gobierno de Berna se contradice con las virulentas declaraciones que recientemente ha hecho el presidente saliente de la Confederación, Jean-Pascal Delamuraz, quien afirmaba que "un fondo de este tipo sería considerado como una confesión de culpa". Y la contribución de los 250 millones de francos (más de 2.500 millones de pesetas) con que quedaría constituido "sólo sería un rescate y un chantaje". Las organizaciones judías han amenazado con boicotear el sistema bancario helvético, y las consecuencias no se han dejado esperar: los títulos de los bancos han iniciado su descenso en la Bolsa.Aplacar ánimos
Sin duda, en un gesto de aplacar los enardecidos ánimos y de que se les conceda por lo menos el beneficio de la duda, las autoridades señalaron ayer en un comunicado que están dispuestas a investigar su pasado "de forma autocrítica".
Burg se reunió ayer con el embajador suizo en Israel y le manifestó su rechazo a la última oferta: "No podemos sentarnos a una mesa de negociaciones con gente que no ha condenado las declaraciones de Delamuraz, declaraciones que son una bofetada para mí, para mi pueblo y para la memoria de seis millones de víctimas del holocausto".
Además, el Congreso Judío Mundial (CJM), cuyo estandarte ha empuñado el senador republicano estadounidense y presidente de la Comisión de Finanzas Alfonso d'Amato, no parece que esté dispuesto a enterrar el hacha de guerra y prosigue su proceso abierto a la Confederación por los fondos de judíos en la banca helvética y del oro nazi.
Según un nuevo documento fechado el 20 de mayo de 1946 de los servicios secretos norte americanos, que el CJM hizo público el pasado lunes, Suiza pidió a Alemania que modificará el punzón utilizado en los lingotes de oro, hecho del que el Banco Nacional Suizo (BNS) dice "no tener ninguna información". En diciembre, el BNS admitió que entre 1939 y 1945 compró oro robado por los nazis en los países ocupados por valor de 1.2 10 millones de francos suizos de los de entonces y permitió el tránsito de otros 428 millones, lo que le reportó 20 millones de beneficios.
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