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El heredero de Marruecos vincula la democracia a la monarquía y al Sáhara

El heredero marroquí, príncipe Sidi Mohamed, condicionó ayer el avance de la democracia al respeto de los "valores sagrados" del pueblo, en la primera alusión pública del primogénito del rey Hassan II a ese valor universal. "Ni inmutable ni transportable" la democracia también ganará "espacios" en este país conforme las fuerzas sociales marroquíes muestren su capacidad de vivir "en armonía y cohesión nacionales" según el heredero alauí. En el lenguaje oficial, ese tipo de alusiones se refiere a la permanencia del régimen monárquico y a la marroquinidad del Sáhara Occidental.

El príncipe, de 33 años, hizo estas declaraciones en su discurso inaugural de un coloquio sobre Transiciones democráticas en el mundo, que había despertado gran expectación en Rabat. Organizado por la Fundación Abderrahim Buabid, cercana a la oposición, el foro sirvió al heredero para ofrecer en público y por primera vez su visión del futuro de la democracia en Marruecos.Sidi Mohamed dijo: "El nivel de las promesas [democráticas] dependerá de nuestra capacidad de abrir espacios para el ejercicio de las libertades, en el respeto de los valores sagrados de nuestro pueblo". También habló de la necesidad de construir la democracia de manera "continua", hasta que se convierta en "la expresión de un pueblo decidido a vivir en armonía y cohesión nacionales".

"La democracia obtiene su virtud de la capacidad de las instituciones, que animan a reflejar y reforzar la unidad de la nación y a preservar los fundamentos culturales y espirituales que constituyen los componentes esenciales de su personalidad" preciso.

Las alusiones a la "unidad de la nación" y a los, "valores sagrados" del pueblo marroquí suelen ser interpretadas, en el discurso oficial alauí, como sinónimos de la "integridad territorial" -fundamentalmente referida al Sáhara Occidental- y de la "continuidad" de la institución monárquica, respectivamente.

Sidi Mohamed es el primogénito de los cinco hijos de Hassan II, que también tiene otro hijo varón, el príncipe Mulay Rachid, de 26 años y que ocupa el segundo lugar en la línea sucesoria. Es considerado oficialmente heredero del trono desde que en 1985 su padre le nombró coordinador del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas Reales, segundo puesto en la jerarquía de mando del Ejército, tras el soberano. Ese mismo año se licenció en Derecho. Aunque la agenda del heredero se ha ceñido a actos estrictamente protocolarios, su figura ha pasado a tener. en los últimos meses un mayor protagonismo en la vida política, después de la crisis de salud, que obligó a su padre a hospitalizarse en septiembre de 1995 en Nueva York.

El heredero ha participado durante el último año en algunos consejos de ministros presididos por su padre. Algunos observadores han creído ver en esta presencia una cierta continuidad en la tradición marcada por su abuelo, Mohamed V, que nombró prniner núnistro a su hijo antes de que accediera al trono, en 1961.

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