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La crisis de la embajada japonesa

Fujimori destituye a dos generales rehenes de los guerrilleros en la Embajada de Japón

Juan Jesús Aznárez

Caídos en desgracia, los generales Máximo vera, jefe del mando antiterrorista peruano, y Guillermo Bobbio, director de la Seguridad del Estado, suman a su condición de rehenes el relevo como responsables de la lucha contra Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA), que les retiene cautivos. Contrariamente al ministro de Asuntos Exteriores, Francisco Tudela, cuyas funciones fueron asumidas interinamente por el titular de Trabajo, los dos militares han sido sustituidos en firme. El Gobierno no se ha pronunciado al respecto, pero es seguro que el éxito del MRTA en el asalto a la residencia del embajador japonés en Lima determinó la renovación en la dirección antiterrorista.

ENVIADO ESPECIALSin noticias precisas sobre su estado, Rivera y Bobbio han sufrido las iras de Fujimori junto con otros 23 generales, coroneles o comandantes. Esos dos significados generales forman parte de las 74 personas que permanecen secuestradas en la segunda planta de la residencia diplomática, tomada el 17 de diciembre por una veintena de guerrilleros a las órdenes de Néstor Cerpa Cartolini, comandante Evaristo. El comando, que públicamente exige la liberación de los 458 emerretistas presos, trata de doblegar a Fujimori y de lograr concesiones importantes. También a la vista, el jefe de Gobierno se niega a ello, pero lo sustantivo de las negociaciones corre a cargo del arzobispo de Ayacucho, monseñor Juan Luis Cipriani, prelado de la total confianza de Fujimori, que el miércoles consiguió la libertad de siete rehenes más.Los ecos de la espectacular conferencia de prensa celebrada en el interior de la embajada por Cerpa Cartolini han sido tremendos, y desde la prensa oficialista y del Gobierno japonés se crucifica al fotógrafo nipón que la hizo posible al avanzar sin permiso hasta los porches de la mansión asediada. Le fue franqueado el paso, y las imágenes de la guerrilla, enmascarada y con lanzagranadas, dieron la vuelta al mundo. Algunas actuaciones de la Cruz Roja Internacional (CRI) también han sido censuradas.

El diario Expreso, receptor de frecuentes filtraciones gubernamentales y policiales, critica que el organismo humanitario, debido a desacuerdos con el Ejecutivo, se hubiera desentendido de la operación de prensa acordada con los secuestradores, que no incluía el acceso al interior de la residencia. Ese rotativo indica que la CRI viene solicitando insistentemente entrevistarse en privado con los presos del MRTA: "Al respecto, habría declinado inexplicablemente una entrevista en público, y con las seguridades del caso, que permitan comprobar el estado físico de los terroristas que purgan merecida prisión".

Ninguno de los oficiales y jefes secuestrados por el MRTA figura entre los nombramientos registrados en la Jefatura de la Policía Nacional, cuyo titular, el general Ketín Vidal, se mantiene en el cargo. Sorprendió sin embargo el relevo de Rivera y Bobbio, camuflado en la lista de 41 nuevos destinos. Todo parece indicar que es consecuencia de la necesidad de cubrir las vacantes derivadas del cautiverio y también del malestar oficial por aspectos de la política antiterrorista y funcionamiento del espionaje. La traca final ya es conocida: el MRTA irrumpiendo en Lima y tomando al asalto la aparentemente segura embajada nipona y a sus 800 invitados. Un hombre de la cantera japonesa, Marcelo Nakamura Sakamoto, sustituye al general Rivera.

Las fuentes consultadas sostienen que a Rivera se le reprocha la desactivación del grupo Divicote2 (división de espionaje), especializado en la lucha contra el MRTA, y a Bobbio no haber evitado el humillante golpe de mano de hace dos semanas. Según La República, la Dirección Nacional contra el Terrorismo (Dincote) será reforzada y reestructurada. Ese departamento, que capturó a los principales dirigentes de Sendero Luminoso, "fue desmembrado y sus principales agentes enviados a otras dependencias para cumplir funciones administrativas y no acordes con su labor". Se cita el caso de dos coroneles: el primero, asignado como cursillista al Centro de Altos Estudios Militares, y el segundo a la Superintendencia Nacional de Administración Tributaria (Sunat).

Según el diario, los fallos de funcionamiento del mando antiterrorista quedaron puestos de manifiesto durante la confusión del día 17 de diciembre, fecha en que el general Rivera "llamó insistentemente por radio a su gente y no encontró a los hombres suficientes".

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Por otra parte, Víctor Raúl Castillo se convirtió ayer en el nuevo presidente de la Corte Suprema de Justicia en sustitución de Moisés Pantoja, que sigue siendo rehén en la Embajada japonesa .

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