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Sentido y sensibilidad

Joaquín Estefanía

La faz de la euforia económica de este fin de año es desigual y su mordaz realismo recuerda, para quien lo esté leyendo, el de Jane Austen en su novela Juicio y sentimiento (traducida en España, para el cine, como Sentido y sensibilidad). El portavoz del Gobierno y consejero de Repsol, Miguel Angel Rodríguez, a la salida del Consejo de Ministros del viernes dijo que "los españoles saben que cuentan con un Gobierno que crea empleo, que aumenta las pensiones y que no atiende a ningún interés de ningún grupo de presión porque defiende los intereses generales y, por encima de todos, los de los más débiles".Sarcástica declaración pocos días después de la firma del protocolo eléctrico que reconoce a las compañías de ese sector una deuda a pagar, a cargo de la factura de los consumidores, de dos billones de pesetas. Más oportuna aún en unas jornadas en las que se han unido varios acontecimientos económicos, muy representativos de los tiempos que vivimos:

1. Las bolsas de valores españolas han conseguido este año la mayor rentabilidad de los mercados de los países desarrollados. En la de Madrid ha habido una revalorización media del ¡37,62%! Los amigos liberales dirán que sus principales beneficiarios son los genuinos representantes del capitalismo popular español: las clases medias.

2. Al mismo tiempo se aprobaban los primeros Presupuestos del Partido Popular, los de 1997. Según las propias palabras de sus autores, son los Presupuestos más austeros de los últimos años, con partidas como la congelación salarial para los funcionarios, la parálisis de la oferta pública de empleo o un gasto público que no crece en términos reales. La política económica del Gobierno se acompaña con recomendaciones severas a las empresas privada! para que no suban los salarios de sus empleados por encima de la inflación.

3. Un día antes se conocían los datos de la Encuesta de Población Activa correspondiente a agosto, septiembre y octubre, que indican que el empleo creció en unas 20.000 personas, una gota de agua en un océano de paro del 21,80% de la población activa. Desagregando los datos de la Encuesta de Población Activa se contempla que hay en España 887.000 hogares sin empleo alguno y 770.000 padres de familia en desempleo (uno de cada cuatro parados).

La burbuja financiera coincide además con un crecimiento de la economía española menor al, del año pasado, con un levísimo incremento del consumo y con un descenso de la inversión, fundamentalmente en la construcción. Con todos estos datos sería más correcto hablar de euforia virtual, cuyos beneficiarios son, fundamentalmente, aquellos que tienen con qué invertir en los mercados de valores, pero cuyos efectos positivos no se han trasladado de momento al resto de la población. ¿Es correcto describir, sin que nadie se enfade,, la política económica que se está aplicando como, genuinamente y sin fisuras, de derechas?

John Maynard Keynes, el único economista de este siglo que ha dado lugar a una doctrina que lleva su nombre, era, a la vez que un teórico, un especulador que se hizo rico en las bolsas de valores. Al mismo tiempo que incrementaba su capital escribía su obra magna, la Teoría general del empleo, el interés y el dinero, en la que decía: "Los dos vicios que marcan el mundo económico en el que vivimos son, el primero, que el pleno empleo no está garantizado, el segundo, que el reparto de la fortuna y de la renta es arbitrario y falto de equidad". Un buen homenaje a Keynes, cuando acaba el año en que se cumple medio siglo - de su muerte, es observar que sus palabras permanecen vigentes, así como su idea de que la única finalidad de la economía es estar al servicio del hombre, y no al revés.

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