Lejos del expresionismo

La riqueza que siempre ha caracterizado el género policiaco, hace que pueda mezclarse con cualquier otro, pero siempre perdiendo parte de su pureza. En Al cruzar el límite sus características aparecen entremezcladas con elementos de ficción científica para constituir un híbrido que no acaba de funcionar.En una primera parte, bastante interesante, se muestra a un buen ritmo narrativo una sucesión de acciones paralelas, pero sobre todo cómo un joven doctor inglés, que trabaja en un gran hospital de Nueva York, no consigue averiguar de qué ha muerto un extraño paciente que ha llegado a su sala de urgencias. El médico se convierte en detective aficionado y la segunda parte se limita a acumular un exceso de escenas de acción.

El conjunto queda muy lejos de las películas expresionistas alemanas, en que se inspira. En primer lugar, porque aquellas trataban de desvelar la locura del nazismo que se aproximaba, es decir, tenían una sólida base real de sustentación para sus fantasías. Y luego porque respondían a una estética que era perfectamente adecuada a sus intenciones narrativas. Mientras que Al cruzar el límite se encuentra muy lejos de todo esto, sólo pretende ser un original relato policiaco contado con el mayor realismo posible dentro de las fuertes dosis de fantasía que encierra.

El resultado se mantiene en pie y contiene una apreciable primera parte en la medida que su director, el no muy conocido realizador británico Michael Apted, es un eficaz artesano con 25 años de oficio a sus espaldas. Instalado en Estados Unidos a principios de la década de los ochenta, ha rodado veintitantas películas y es un especialista en narraciones policíacas. Sin embargo, su talento no ha sido suficiente para salvar las excesivas diferencias existentes entre el tono irreal de la historia que narra y el aire realista que le ha dado.

Es de gran calidad el trabajo de Hugh Grant, protagonista absoluto de la historia, bien respaldado por el siempre eficaz veterano Gene Hackman y la menos conocida Sarah Jessica Parker. Primera película norteamericana producida por Hugh Grant, aparece alejado de sus habituales y desiguales personajes de comedia: el director Michael Apted ha conseguido quitarle sus a veces excesivos tics y le muestra como el gran actor que muchas veces se intuye bajo su trabajo, pero en pocas se ve con la claridad de esta película.