¡Qué pena!
Matilda responde a las características (oníricas y terribles) de la literatura "infantil" del británico Roald Dahl. Una niña muy sensible tiene la desgracia de nacer de un padre sólo interesado en ganar dinero, ver la tele y comer y de una madre que comparte lo s objetivos vitales de su cónyuge, a los que añade su compulsión por los cosméticos: gustos no dudosos, sino atroces.A esta familia caricaturizadamente middle class se agrega. una mayor de Matilda, que comparte la fruición familiar por el consumo de las más horrorosas pitanzas frente a la caja tonta. Y en un contexto así, a la buena de la niña sólo le queda la posibilidad de soñar, de buscar en los libros lo que en su casa es imposible encontrar. Los problemas de la niña se harán mayores cuando, contra sus mejores ilusiones, es recluida en un colegio espantoso, regido por una ex lanzadora de jabalina de aspecto hitleriano.
Matilda
Dirección: Danny de Vito. EE UU, 1995. Intérpretes: Mara Wilson, Danny de Vito, Rhea Perfinan. Madrid: cines Dúplex, Vaguada, Albufera, Plaza Aluche, Capitol y Multicines
A partir de esta historia cargada de tintes críticos, de Vito construye un discurso visual de esos que a quien esto firma se le ocurren justamente que están en las antípodas de lo que debería ser un filme para niños. Énfasis en la puesta en escena, una auténtica marca de autor nefasta en nuestro hombre, con planos atrozmente destrozados por una cámara aquejada del mal de San Vito, y perdónese el chiste fácil.
Y no sólo eso. Personajes caricaturizados por obra y gracia de unas actuaciones más propias de una mala comedia televisiva, y un guión que alterna situaciones de violencia gratuita con efectos especiales para dejar al respetable con la boca abierta, dan por resultado un filme hirsuto y desquiciado, un eructo visual que convierte en papilla de consumo fácil una historia encantadoramente elusiva, al tiempo que nos recuerdan que, fiel a su concepción (?) del cine, De Vito rueda una película con niños igual que, por ejemplo, una comedia tétrica, desgraciada firma autoral del mayor camello artístico que ha dado el cine contemporáneo estadounidense.
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