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Tribuna:LA SOLIDARIDAD INTERNACIONAL
Tribuna
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La polítca española tras Ruanda-Zaire

RAFAEL DíAZ-SALAZAREl autor pone de relieve la incapacidad de la Administración para promover políticas de solidaridad internacional.

Ayer fueron Somalia, Liberia, Sierra Leona. Este verano, la avalancha de pateras con inmigrantes. En este otoño, Ruanda-Zaire ¡y Sudán! (tragedia terrible y olvidada). Mañana, Burundi, quizá Nigeria. La pobreza engendra violencia. La súbita compasión y el enternecimiento de políticos y ciudadanos ante las imágenes de estas semanas ¿a cuento de qué viene?, ¿cuánto va a durar?, ¿en qué momento se habrá evaporado del todo? En el instante en que los medios de comunicación, que son los que construyen la realidad, dejan de fijar su mirada en las zonas más empobrecidas de la Tierra, se olvida fácilmente que la catástrofe es la normalidad de miles de millones de seres humanos, cotidianamente crucificados por la miseria extrema. La cumbre de la FAO sobre la alimentación y el hambre ha registrado toneladas de retórica política y, mientras, tanto, la ausencia de políticas de solidaridad internacional se mantiene de modo imperturbable. Debemos tener en cuenta que en el último año las políticas de ayuda oficial al desarrollo han alcanzado el porcentaje más bajo de la historia. ¿Para qué tanta consternación ante las muertes y sufrimientos si no se está dispuesto a elaborar y poner en práctica, una política que incida en las causas que provocan los desastres que asolan a la mayoría de los países empobrecidos del Sur?Todavía no acabamos de percibir que la gran cuestión de este final de siglo es la de la lucha contra la miseria extrema en la que viven miles de millones de seres humanos. Ésta debe ser la globalización social alternativa. Si los países del Norte, y concretamente España, no son capaces de asumir este reto como un asunto que afecta a su política, cada vez se sumergirán más en una especie de demofascismo: democracia en el interior, represión para el exterior. Este peculiar engendro político se basa en el mantenimiento a toda costa de islas de, bienestar (en los países ricos sólo habita el 14% de la humanidad), para lo cual es necesario reprimir las oleadas de los trabajadores que huyen de la miseria, construir nuevos muros que sustituyen Berlín por Ceuta y Melilla y, lo que es peor, envilecer moralmente a toda una sociedad que tiene que cegarse para poder seguir viviendo en la abundancia, mientras que el sufrimiento y la miseria son el pan cotidiano de la mayor parte de la humanidad.

Se necesita, pues, una compasión coherente y sostenida, capaz de engendrar políticas de solidaridad internacional que vayan más allá de la marginalidad de la actual política española de cooperación. Considero que las principales políticas que habría que adoptar para un nuevo internacionalismo solidario deberían ser las siguiente: a) una nueva política de AOD dotada de inmediato con el 0,7% del PNB y concentrada en potenciar el desarrollo humano; b) una política de renegociación y condonación de deuda externa a través de programas de reinversión social de la misma en los países acreedores; c) una política de comercio justo que derribe las barreras que dificultan el desarrollo productivo de los países empobrecidos; d) una política de control de las exportaciones de armamento y de prohibición de la venta de armamento y de prohibición de la venta de armas a los países más pobres (¡España favorece el desarrollo de un país de estas características -Tailandia- vendiéndole portaaviones y aviones de combate!); e) una política fiscal de impuestos solidarios para redistribuir la riqueza del Norte hacia el Sur; f) una política de presión democrática, de impulso de derechos humanos y de prevención de conflictos; g) una política de extranjería menos represiva y capaz de incidir en las causas que provocan las oleadas migratorias.

El dolor que todavía atraviesa el corazón de la sociedad españo la por la tragedia de Ruanda-Zaire exige una coherencia si no que remos pasar de la momentánea compasión al cinismo estable. Los encierros y manifestaciones de la Plataforma del 0,7% en 20 ciudades exigen que el cierre final de los Presupuestos quede afectado por esa tragedia y signifique el inicio de una nueva política de cooperación. ¿Qué derecho tiene el Gobierno a manifestar su preocupación por el drama de África, cuando va a iniciar "programas militares por 1,5 billones sin imputarlos al déficit" (EL PAÍS, 22 de octubre) y afirma que no existen recursos para incrementar y reorientar cual itativamente la ayuda al desarrollo? ¿Qué nueva catástrofe debe suceder para disenar y ejecuta una nueva y decidida política de cooperación para el desarrollo a medio y largo plazo? Este tema brilla por su ausencia en el debate político español. ¿Para cuándo un Parlamento y unos políticos más cotidianamente solidarios e internacionalistas?

es profesor de Sociología de la Universidad Complutense y autor de Redes de solidaridad internacional.

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