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Londres presionó a Bruselas para ocultar la evolución del mal de las "vacas locas"

Duras críticas de la Eurocámara a la Comisión Europea por su gestión de la crisis

El proyecto de conclusiones de la comisión especial del Parlamento Europeo que investiga la crisis de las vacas locas se ceba con dureza en el papel jugado por el Reino Unido y la Comisión Europea durante todos estos años y convierte a ambos en centro de sus críticas. Al primero, por ser incapaz de controlar la enfermedad y presionar a Bruselas para que no constatara tanto desastre. A la segunda, por ceder a esas presiones y por el pésimo funcionamiento interno de la administración comunitaria. Con todo, no se contempla una moción de censura contra el Colegio de Comisarios.

El texto elaborado por el ponente, el socialista español Manuel Medina, atenúa en parte las críticas a la Comisión por el hecho de que en el sistema de toma de decisiones Ias responsabilidades quedan en general repartidas y diluidas entre el Consejo de ministros, la Comisión y los comités Veterinario Permanente y Científico Veterinario". Es el principal argumento que le lleva a no aconsejar la presentación de una moción de censura contra el Colegio de Comisarios.Las críticas al Consejo son muy suaves. Medina constata "la ausencia de debate" en esta institución, lo que "podría calificarse como una negligencia por omisión, o bien entenderse como una dejación de responsabilidades en el Comité Veterinario Permanente". El ponente pasa casi por alto la evidencia de que cada uno de los Estados miembros es el primer responsable de las inspecciones y los controles en su territorio.

Sobre el ejecutivo comunitario recaen acusaciones de gran calado: priorizar los intereses de la gestión del mercado en perjuicio de la protección de la salud humana; minimizar el problema para evitar perturbaciones en los mercados de la carne; falta de cooperación y descoordinación entre los servicios; excesiva preponderancia del Comité Científico Veterinario pese a que su formación no obedece a criterios de reparto en función de la nacionalidad y a que ha estado durante toda la crisis bajo control británico; ocultación de las posiciones minoritarias de los científicos que discrepaban con los dictámenes de este comité o incapacidad de adaptar su personal a las dimensiones del problema de las vacas locas.

Rehabilitación de Mansito

También, se le responsabiliza de ausencia de inspecciones entre junio de 1990 y mayo de 1994; funcionamiento incorrecto de los controles veterinarios desde la implantación del mercado interior; regulación tardía, ineficaz y contradictoria del problema de las harinas animales; ejercer presión política para suavizar el embargo de la carne británica, etc.El ponente rehabilita el papel ejercido durante la crisis por el funcionario español Fernando Mansito, sobre el que había recaído la acusación de haber defendido la necesidad de ocultar la gravedad del problema. El texto destaca que Mansito pronunció por encargo de sus superiores las palabras que se le atribuyen en favor de minimizar la crisis ante la opinión pública y destaca que fue uno de "los funcionarios que preconizaron posturas de la Comisión más estrictas para proteger tanto la salud animal como humana, sin obtener el acuerdo de sus jerarquías".

A juicio de Manuel Medina, el gran culpable de todo es el Gobierno del Reino Unido. Le acusa de no garantizar la eficacia de la prohibición de alimentar al ganado vacuno con piensos animales, no tomar medidas para que cesaran las exportaciones de esos piensos a otros países; presionar a la Comisión para que no inspeccionara los, temas relativos a la EEB (encefalopatía espongiforme bovina) y complementar esa presión mediante la presencia masiva de británicos en los comités científicos.

El informe acusa, igualmente, a Londres de hacer una lectura parcial de los consejos y advertencias de los científicos, incumplimientos diversos en materia de controles veterinarios y marcado de animales, bloquear las instituciones comunitarias para forzar el levantamiento del embargo a través de la presión política, escaso celo en el control del cumplimiento del embargo.

A juicio del ponente español, "el problema no reside en la falta de medidas legislativas apropiadas, sino en la actitud del Gobierno [del Reino Unido] que no ha garantizado su correcta aplicación ni ha ejercido los controles necesarios".

Por su parte, el Gobierno francés ha suspendido las importaciones de carne y ganado bovino procedente de Suiza como medida de precaución ante la enfermedad de las vacas locas, según anunció ayer el ministro de Agricultura, Philippe Vasseur. Suiza es el país donde se han detectado hasta ahora más casos de EEB, tras el Reino Unido, con unos 160.000 casos en 10 años. En Suiza se han contabilizado 240 casos, 45 de ellos en este mismo año.

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