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El euro y el dólar

JORGE STECHER NAVARRAEl autor analiza las ventajas competitivas que la unión económica y monetaria europea aportará al euro frente a la hegemonía actual del dólar.

La reflexión sobre lo que podrá ser el valor del euro en el entorno monetario internacional del futuro nos lleva a hacer algunas consideraciones sobre la nueva dimensión económica que representa la Unión Europea en el marco mundial.Mucho se ha escrito sobre las ventajas e inconvenientes de la introducción del euro, pero me parece que se ha analizado poco cuál podría ser la fortaleza del euro ante el dólar. Frecuentemente, los medios de comunicación anglosajones hacen críticas más o menos veladas contra la introducción de la moneda única en Europa. Detrás de esta actitud se puede esconder una inquietud, porque el euro puede llegar a ser un firme competidor para el dólar.

Muchos piensan que la fortaleza del dólar en los mercados se debe a una superioridad económica de Estados Unidos, pero el análisis de los datos reales lleva a descubrir que no es siempre cierto. En el mundo actual existe una clara hegemonía del dólar, porque es la única moneda que tiene un tamaño y una consistencia suficientes para mandar en el comercio mundial y en las finanzas internacionales. Si se piensa, por ejemplo, en las reserva s exteriores de los bancos centrales de todos los países del mundo, veremos que más del 65% de esas reservas están denominadas en dólares, y en España quizá ese porcentaje sea aún mayor. Por otro lado, los precios internacionales de los crudos, del café o del trigo, esto es, de las que se pueden considerar como las materias primas de mayor volumen en el comercio mundial, se cotizan en dólares. Es así porque el peso de los dólares americanos en los mercados ha sido históricamente el mayor y el valor de la moneda es el más estable, con mayor liquidez que la de otras divisas.

El yen, por su lado, ha ido ocupando lentamente el área del sureste asiático y del Pacífico en general, pero ninguna de las divisas europeas ha llegado a tener verdadero peso internacional. Ni el marco alemán, ni la libra esterlina, ni el franco francés, ni la peseta representan un medio de pago con tamaño internacional. Todo esto podrá cambiar con la llegada del euro, que de alguna manera será el signo representativo del verdadero poderío económico de la Unión Europea.

¿Cuál podrá ser el valor real de la nueva economía representada por el mercado único europeo con su moneda única? Quizá mi, condición de consejero del Comité Económico y Social de la Unión Europea, donde presido el grupo de trabajo permanente para la introducción del euro, me ha permitido reflexionar y profundizar sobre estos temas y poco a poco he ido valorando el enorme poder de la nueva Europa unida que estamos construyendo.

Para sacar conclusiones resulta necesario comparar datos estadísticos y tener una idea correcta acerca de dónde se sitúa cada economía. Examinando los datos publicados en la última edición de Eurostat, que presenta las cifras relevantes de las estadísticas basadas de la UE comparadas con las de otros importantes países, iremos descubriendo una información a veces sorprendente. Si nos fijamos en el producto interno bruto, el PIB a precios de mercado, vemos que, en 1995, el de la UE (8.400 millardos de dólares) era superior en un 12% al de Estados Unidos(7.000 millardos de dólares).

Otro dato interesante es que los bancos centrales de los países de la UE tienen unas reservas exteriores en divisas que suman más de 415 millardos de dólares, mientras que la Federal Reserve norteamericana, dispone de unas reservas en divisas equivalentes a 50 millardos de dólares, esto es, sólo un 12% de las reservas totales europeas.

Cuando en enero de 1999 empiece la era del euro y el Sistema Europeo de Bancos Centrales comience a gestionar las reservas exteriores en divisas de, la UE, éstas tenderán a reducirse sensiblemente. No se olvide que más del 60% del total del comercio exterior de los países europeos se realiza dentro del mercado único. Dentro de ese mercado las importaciones ya no son importaciones, sino que son compras interiores en euros que no necesitan una cobertura de reservas exteriores en divisas.

Como esas reservas exteriores están especialmente denominadas en dólares, por un lado caerá en Europa la demanda de esa divisa y, por otro, al liberarse un volumen importante de reservas en dólares, después de ceder al Banco Central europeo la parte que corresponda, se producirá un efecto benéfico representado por la disponibilidad de unos importantes recursos que podrán destinarse, por ejemplo, a inversiones productivas o a reducir deuda pública.

Con esta ingeniería financiera, que habría que cuidar para que no produjera efectos inflacionistas y en la que habría que respetar la independencia de los bancos centrales, vendiendo dólares se podría quizá rebajar nuestra deuda pública hasta el 60% del PIB, como lo pide el Tratado de la Unión.

Por lo que se refiere a las cifras del comercio exterior, la posición europea es netamente mejor que la americana. Los países de la UE presentaban en 1994 una balanza comercial excedentaria del orden de los 76 millardos de dólares, lo que se compara con el déficit de 145 millardos de dólares de la balanza comercial de EE UU. Por lo que se refiere -a las exportaciones de servicios (transporte, turismo, banca y seguros), la UE duplica la cifra de EE UU, y como resultado final la balanza corriente arroja para los Quince un saldo positivo de 26 millardos de dólares contra un saldo negativo de 151 millardos de dólares de EE UU.

Veamos ahora algunos datos relevantes que nos permitan comparar la Unión Europea con la de Estados Unidos. La producción de cemento en la UE era de 165 millones de toneladas contra 73 millones de EE UU, la de automóviles era de 11 millones en Europa contra seis en América. La flota marítima europea representa 65 millones de toneladas de registro bruto contra 18 de la norteamericana.

Y con relación al, acero, la UE produjo 137 millones de toneladas contra 90 de EE UU. En el campo energético, en cambio, la supremacía americana, debido a sus reservas de crudos, es patente. Contra una producción de petróleo de la UE de 121 millones de toneladas, EE UU tenía una producción de 414 millones de toneladas. En energía nuclear se mantiene el equilibrio, alrededor de los 170 millones de toneladas equivalentes en ambos países.

Si pasamos a comparar la banca de la UE con la de EE UU veremos que, según los datos publicados en julio de 1996 por la revista The Banker, la fortaleza representada por los recursos propios totales (Tier One Capíta) de los bancos de la UE era de 555 millardos. de dólares contra 233 millardos de los americanos. Los activos totales de los bancos europeos alcanzaban 13,4 billones de dólares comparados con 3,5 billones de los bancos americanos.

Entre los 1.000 mayores bancos del mundo, 330 pertenecen a la UE y 156, menos de la mitad, son americanos. En los mercados de valores, según la Federación de Bolsas, Wall Street, con el 49,5%, lidera la capitalización total de las bolsas mundiales, aunque en número de sociedades cotizadas, la UE supera a EE UU en unas 200 empresas. Hay que tener en cuenta que son muchas las, empresas de la Unión Europea que cotizan enNueva York por el prestigio histórico de esa plaza financiera, lo que produce un cierto solapamiento, mientras que hay pocos valores americanos que cotizan en las bolsas europeas. Si como es de esperar con la introducción del euro progresa un proceso unificador de las 32 bolsas europeas, el fenómeno podría invertirse.

Lo que antecede no es sino la transcripción de unos datos objetivos que no alteran en nada mi gran admiración por Estados Unidos y sus muchos merecimientos como la plena libertad de iniciativas y oportunidades, la nula interferencia estatal en los negocios, el bajo nivel de desempleo, su liderazgo político internacional.

Lo que queda claro es que con el poderío económico que nace a medida que se consolida la moneda única en la UE, ésta se convierte en una fuerza esencial en los mercados comerciales y financieros internacionales y el euro podría poner así un ordenado final a la hegemonía del dólar.

¿Cómo funcionará la unión económica y monetaria europea? El tema no me parece preocupante. Casi la mitad de los países de la UE funciona ya con una cohesión monetaria natural.

Austria, Bélgica, Holanda y Luxemburgo ya tienen sus monedas estrechamente ancladas en el marco alemán desde hace años, y funcionan, por tanto, como una unión monetaria de hecho. Francia e Irlanda también tienen sus monedas de cierto modo vinculadas al marco, por lo que se puede decir que casi la mitad de los países de la UE configura un núcleo natural que no presentará grandes problemas de adaptación. En la criba final de países que los jefes de Estado y de Gobierno hagan en la primavera de 1998, sería deseable que estuvieran en condiciones de participar el mayor número posible de ellos y que Gran Bretaña y Dinamarca desistieran de su derecho de opting-out.

Cuando el euro sea una realidad palpable y consolidada, al iniciarse el tercer milenio, se verán definidas tres áreas de influencia monetaria: el área del dólar, que abarcaría a América del Norte, Centro y Sur; el área del yen, que dominaría en Japón, el sureste asiático y, en general, en la zona del Pacífico, y, finalmente, el área del euro, que sería la moneda para los negocios de toda Europa Occidental y Priental, de Oriente Medio y de Africa.

¿Cuál será el peso del euro y del dólar en la economía del siglo XXI? No es mi deseo intentar ser futurólogo. Es un hecho que las monedas reflejan los datos fundamentales de los países en los que circulan.

Lo que he tratado de resaltar en estas reflexiones es que una vez consolidada con el euro la UE, tendrá una moneda apoyada en sólidos datos fundamentales y qué, por tanto, la fortaleza del euro podrá ser equivalente o incluso superior a la del dólar. La hegemonía de la moneda americana podría dejar de ser la que ha sido en los últimos decenios del siglo XX y estar compartida equitativamente con el euro y el yen.

Jorge Stecher Navarra es economista y banquero.

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