El BCE recorta los tipos por cuarta vez consecutiva y separa su camino de la Reserva Federal
Fráncfort rebaja el precio del dinero en 25 puntos básicos, hasta el 2,75%, mientras reconoce que la economía afronta “factores adversos”, en pleno estancamiento de la zona euro
2025 es el año que el Banco Central Europeo ha marcado en rojo en el calendario para el regreso de la inflación a su objetivo del 2% de manera sostenible. El fin oficial de la crisis de precios fuente de tanto malestar y desafección. En un escenario de inquietante estancamiento económico de los Veinte, Fráncfort ve necesario alcanzar ese hito mientras los tipos de interés siguen bajando: este jueves, como se preveía, los recortó por unanimidad en 25 puntos básicos, hasta el 2,75%, en su cuarta rebaja consecutiva, la quinta en seis reuniones. “El proceso de desinflación sigue avanzando. La inflación ha continuado mostrando una evolución en general acorde con las proyecciones de los expertos y probablemente retornará al objetivo del 2% a medio plazo a lo largo de este año”, señaló la presidenta del BCE, Christine Lagarde.
Las noticias desde la anterior reunión, la de diciembre, no han sido del todo favorables para continuar suavizando la política monetaria. Donald Trump ha tomado posesión como presidente de Estados Unidos, materializando así un cambio de era que introduce un factor de incertidumbre comercial —aranceles en cualquier momento— que antes no estaba. La Reserva Federal hizo este miércoles una pausa en sus rebajas de tipos ante la fortaleza de su economía y la persistencia de la inflación, con lo que crece el riesgo de que el euro se debilite frente al dólar, un fenómeno inflacionista para Europa si se da con la suficiente intensidad. El precio del gas ha dado algún susto al expirar un contrato con Gazprom, y cotiza casi un 50% arriba respecto a hace un año. La inflación del sector servicios, que repuntó en diciembre del 3,9% al 4%, se ha vuelto pegajosa. Y los datos PMI publicados el viernes volvieron a terreno positivo, dando a entender que la actividad en los países del euro se está recuperando algo mejor de lo esperado, lo cual elimina urgencias para que el BCE devuelva los tipos a una fase en la que estimulen la economía, o como mínimo no la desaceleren.
Ninguno de esos condicionantes, sin embargo, tiene de momento potencia suficiente para detener los recortes de tipos, que los inversores prevén sigan hasta alcanzar el 2% o el 2,25%. Y nuevos argumentos para ello han aparecido. Aunque países como España están creciendo de forma robusta, la economía de los Veinte ha entrado en zona de estancamiento, lo cual presiona al BCE a seguir bajando tipos. Este mismo jueves, solo unas horas antes de la decisión del BCE, se conoció que los países del euro crecieron un 0% en el último trimestre de 2024, es decir, nada —estable, es el eufemismo empleado por Eurostat—, pese a que se esperaba una décima de avance. Preguntada al respecto, Lagarde comparó el crecimiento de siete décimas en el conjunto de 2024 con las cuatro décimas de 2023, y quiso ampliar el foco. “Ha habido estancamiento, pero solo es un trimestre, si miras todo el año, la historia distinta. Hay recuperación, no estanflación. ¿Si va con retraso? Veremos, es un proceso en marcha”, zanjó. Para 2025, el banco contempla cuatro décimas de mejora, hasta el 1,1% de avance del PIB.
Los problemas están golpeando especialmente en Alemania, que no levanta cabeza: cerró 2024 perdiendo dos décimas de PIB, y el Ministerio de Economía germano acaba de rebajar su previsión de crecimiento para 2025 desde el 1,1% a un anémico 0,3%. El BCE, sin mencionar a ningún país en concreto, reconoce que la situación no es la ideal, pero confía en que sus bajadas de tipos, con el consiguiente abaratamiento de la financiación de empresas y hogares, contribuyan a darle nuevos bríos a la actividad. “La economía se enfrenta aún a factores adversos, pero la mejora de las rentas reales y la desaparición gradual de los efectos de la política monetaria restrictiva deberían con el tiempo respaldar una recuperación de la demanda”, apuntó Lagarde.
El anémico crecimiento no es el único factor que invita a seguir en la senda de los recortes. El euro ha perdido algo de terreno y la electricidad ha subido, pero sin dramatismos. La retórica proteccionista de Trump introduce una prima de riesgo en la ecuación, pero aún no ha pulsado el botón nuclear de los aranceles contra Europa, y el BCE se mueve por hechos, no por palabras, como se encargó de recordar Lagarde este jueves. “Hay rumores, comunicados, asunciones, pero no hay nada tangible”. Eso no impide que la guerra comercial aparezca en una posición de privilegio en la lista de riesgos que maneja Fráncfort, que considera las exportaciones como un potencial motor de crecimiento siempre y cuando las fricciones comerciales no se recrudezcan.
Lagarde, además, ya dijo que no ve motivos para pensar en un efecto contagio a Europa si el monstruo de la inflación regresa a EE UU espoleada por las políticas de Trump de rebajas de impuestos, barreras al libre comercio y restricciones contra la inmigración, que a priori impulsarían el gasto, encarecerían bienes importados y restarían mano de obra a un mercado laboral boyante.
No al bitcoin
El bitcoin también apareció fugazmente en la rueda de prensa. Esta semana el banco central de la República Checa anunció que estudia incluir en sus reservas miles de millones en la popular criptomoneda. Lagarde, que en el pasado contó que uno de sus hijos ignoró sus consejos y perdió dinero invirtiendo en esos activos, rechaza frontalmente esa posibilidad, y ya se lo ha hecho saber a las autoridades monetarias checas.
Si bien el banco mantiene su enfoque dependiente de los datos, para la siguiente reunión, el 6 de marzo, el mercado espera que se repita el guion, con otro descenso de tipos de 25 puntos básicos, el quinto consecutivo. Será un punto de inflexión: a partir de ahí, el debate sobre cuál debe ser el tipo neutral —aquel que ni impulsa ni frena la actividad económica— marcará la agenda del banco. Pero habrá más elementos de juicio: ese día el BCE presentará las nuevas previsiones macroeconómicas, y entre medio, probablemente Trump seguirá dando pistas sobre sus intenciones.
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