Los Quince consideran probable el retraso de la reforma de Maastricht al mes de octubre
La cumbre de la Unión Europea (UE) de Dublín acabó ayer en claroscuro. Claro: el impulso dado a la unión monetaria, por lo que "la caravana europea" avanza, como dijo el canciller Helmut Kohl. Oscuro: pese a las declaraciones públicas, gana terreno la probabilidad de que la reforma del Tratado de Maastricht no concluya el próximo junio y se retrase hasta octubre. El Consejo Euopeo dio importantes avances en la política de seguridad ciudadana, la preocupación que obsesiona a los jefes de Estado o de Gobierno.
ENVIADO ESPECIAL
El espaldarazo al euro que supone' el acuerdo sobre el Pacto de Estabilidad fue el cogollo y el gran éxito de la cumbre, como ayer enfatizaron las conclusiones. Tras el logro monetario, "nos queda por establecer un poder político" europeo, recordó Chirac. Eso depende mucho de la reforma de Maastricht, sobre cuyo calendario empezaron a cernirse algunas nubes, a causa de las elecciones británicas. La reforma debería concluirse en junio de 1997, como recordó el texto de las conclusiones. Pero si se adelantan los, comicios en el Reino- Unido, el nuevo Gobierno, probablemente laborista, necesitaría hasta octubre para tomar sus propias decisiones. Así lo manifestó recientemente, en privado, Robin Cook, el candidato a ministro de Exteriores laborista.Por eso, el Gobierno de Luxemburgo, que sucederá desde junio a Holanda en la presidencia semestral, ha reservado dos fechas en su agenda para sendas cumbres en junio y octubre, aseguraron fuentes diplomáticas de los dos países. La de julio, para recomponer el posible fracaso de Amsterdam. La de octubre, para acabar la Conferencia Intergubemamental (CIG) y la reforma.
Por eso, los líderes fueron ayer más prudentes que de costumbre sobre Amsterdami, incluso en público. "Puedo pensar que tendremos éxito" en esa cita, dijo Chirac. "Hay oportunidades de concluir en Amsterdam", susurró Kohl. "Nuestra voluntad es curnplir" con la fecha prevista, apuntó José María Aznar. "No niego que sea nula" la actual base de negociación entre pequeños y grandes, se distanció el belga Jean-Luc Dehaene. "Hemos de intentar", añadió, "cerrar en Amsterdam" para que Luxemburgo se concentre en la ampliación. Bastante voluntad, mucho recelo.
Sea como fuere, los Quince acogieron al fin el borrador de nuevo tratado realizado por la. presidencia irlandesa como "una buena base" que "permite que las negociaciones avancen ahora hacia su fase final", un éxito para Dublín, si se recuerdan los comentarios despectivos de los países grandes. La cumbre "también toma nota" de la carta enviada por Kohl y Chirac.
Los únicos progresos registrados ayer sobre ésta se produjeron en el área de Justicia e Interior, lo que revela la preocupación de los líderes por la seguridad ciudadana. En las treinta páginas de conclusiones, no hay ni un sólo compromiso, sobre la ampliación concreta de las libertades ciudadanas, salvados una mención genérica al deseo de mantener y desarrollar la UE como "área de libertad, seguridad y justicia" y un encomio al futuro Centro Europeo contra el racismo y la xenofobia. Ni siquiera se reproducen las propuestas recogidas en el borrador irlandés sobre la incorporación al Tratado de los Derechos humanos; de una cláusula de no discriminación por motivos raciales, religiosos o de orientación sexual; o de la libertad de circulación de las personas en el interior de las fronteras interiores de la Unión.,
A cambio, el documento urge a resolver las diferencias en el convenio sobre cruce de fronteras exteriores de la, UE. Recoge con lujo -además de las propuestas españolas- la idea alemana de reforzar las competencias de Europol, para que opere activamente como FBI de la UE y no sólo como centro de intercambio y análisis de información policial. Y también destaca en tono mayor una declaración sugerida por Francia para aumentar la cooperación antiterrorista y las medidas contra el tráfico de drogas y la criminalidad redactadas por la presidencia. Todos creen suficiente el nivel de libertades alcanzado por la vieja Europa y que ahora sólo hay trecho para las medidas de seguridad que las conserven.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.