Excepción para Irak
EL PETRÓLEO iraquí ha vuelto a los mercados internacionales al tiempo que el primogénito y heredero de Sadam Husein era tiroteado y herido en Bagdad. El atentado -el cuarto contra Uday Husein- reviste un carácter más simbólico que real para una larga dictadura que no da muestras de fatiga, a pesar de todos los sufrimientos que provoca.Los últimos movimientos exteriores van dirigidos a aliviar a un pueblo castigado por sus dirigentes y por un durísimo embargo internacional. Por fin, la ONU ha autorizado la venta de petróleo por parte de Irak, por valor de 2.000 millones de dólares cada semestre, con dos fines: comprar alimentos y medicinas para la población y pagar las reparaciones de guerra debidas por la invasión de Kuwait. La aplicación del acuerdo se ha producido después de siete meses de negociaciones y de sortear las reticencias de la diplomacia norteamericana y las escaramuzas fronterizas que acabaron con un nuevo y breve ataque aéreo.
No es exagerado suponer que se inicia así el principio del fin del embargo. Afirmarlo rotundamente resultaría excesivo, porque, como ha precisado la Casa Blanca, la resolución 986 es "una exención temporal de las sanciones" que debe ser revisada a los tres meses por el Consejo de Seguridad. Un grupo de 150 observadores de la ONU debe verificar con sumo rigor que se cumplen las condiciones pactadas. Así pues, la posibilidad de ampliar la excepcionalidad de la resolución está en buena parte en manos de las autoridades iraquíes. El riesgo evidente es que interpreten la aplicación de la norma 986 como una victoria diplomática y se desentiendan de la fase menos espectacular, que es su aplicación. La decisión, en todo caso, es mucho más importante para Irak que para Occidente, al menos mientras se mantenga la limitación de los 2.000 millones de dólares; porque el efecto sobre los precios internacionales de una aportación de 650.000 barriles diarios no está siendo profundo en una época de explosión de la demanda.
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