El pecado de no saber inglés

Hace unos días compré una lámina para realizar bordados en punto de cruz (por cierto, que me costó carísima). Al llegar a casa me encontré con la desagradable sorpresa de que las instrucciones de trabajo estaban en inglés.A los pocos días compré unas zapatillas de deporte, fabricadas en Elche, cuya etiqueta estaba redactada en castellano y en inglés, excepto la última hoja, en la que se describían las partes de la zapatilla, que sólo figuraban en inglés. Podría seguir, pero la lista sería larga.

Supongo que debe de haber en nuestro ordenamiento jurídico alguna ley que establezca la necesidad de que los productos que compramos en España y pagamos en pesetas lleven la etiqueta en castellano o en cualquiera de nuestras lenguas oficiales, para que los consumidores sepamos qué es lo que estamos comprando. Puede que tuvieran razón aquellos que decían que España es diferente y que los españoles estamos hechos de otra pasta, y yo añadiría que más manejable y moldeable que la de otros, porque dudo mucho que en Gran Bretaña se vendan productos españoles con etiquetas en nuestro idioma, y muchísimo menos si esos productos están fabricados allí.

Cada vez es mayor mi sensación de vivir en una colonia inglesa.

Me pregunto si no habrá algún organismo, ya sea nacional, autonómico o local, que alivie el sufrimiento de los españoles que vivimos con el pecado de no saber inglés.-