Dragados construyó el chalé de un consejero de la Generalitat valenciana que le adjudicó obras
El consejero de Industria de la Generalitat valenciana, Diego Such, recibió un trato de favor por parte de Dragados y Construcciones por la adjudicación de la Facultad de Medicina de Alicante, una obra de 1.200 millones de pesetas ejecutada entre 1987 y 1988, cuando era vicerrector de Asuntos Económicos. Dragados construyó para él y para su hombre de confianza, el vicerrector de Ordenación Académica, Jaime Merchán, sendos chalés en una urbanización de lujo. La participación de Dragados, que podría originar una acusación de cohecho, fue omitida en la documentación oficial de las viviendas. Marcelo Franco, uno de los arquitectos que hicieron el proyecto de la facultad, dirigió las obras de los chalés.
La construcción de los chalés de Such y Merchán, de 250 metros cuadrados cada uno, se realizó entre principios de 1988 y octubre de ese mismo año. Las viviendas están en una misma parcela de la urbanización El Ciprés, colindante con el municipio de San Juan y a unos dos kilómetros del campus de Medicina. Such y Merchán habían adquirido en régimen de comunidad de bienes un solar de 5.000 metros cuadrados por tres millones de pesetas en julio de 1987, el mismo mes en que ambos, como miembros de la mesa de contratación de obras (Merchán era el presidente) habían informado favorablemente la adjudicación a Dragados de la primera fase de Medicina por 433 millones. Con el solar de su propiedad, que iba acompañado de una licencia para construir, los nuevos dueños solicitaron en noviembre una prórroga de dicha licencia alegando "problemas económicos" para iniciar los trabajos, según consta en el expediente municipal. La prórroga les fue concedida, aunque tres meses después, con las obras de Medicina en marcha, Such y Merchán disponían ya de liquidez para empezar la construcción.
La participación de Dragados en las obras, que podría conducir a una acusación por presunto cohecho (la aceptación por parte de autoridad o funcionario de dádivas a cambio de determinadas decisiones que favorezcan a un tercero) se omitió en la documentación oficial. Así, en el Certifica do Final de Dirección de Obra, imprescindible para legalizar la construcción, quedó en blanco el apartado destinado a la constructora. Lo mismo ocurrió en el expediente municipal de los chalés. En ningún documento municipal figura cuál es la empresa responsable de la construcción. El nombre de Dragados sin embargo, si aparece en el denominado Libro de Ordenes y Asistencias, un diario de incidencias de carácter oficial en el que los responsables de la obra anotan todos los detalles del proceso de construcción. En dicho documento, con número de registro 117.315, del que hay diversas copias (colegios de arquitectos y de aparejadores, despachos profesionales responsables del proyecto, empresa contratista, etcétera) figura Dragados en el apartado referido al constructor, junto al del arquitecto Franco Bedoya, que en ese momento dirigía las obras de Medicina.
A preguntas de este diario sobre la relación que Dragados tuvo con la construcción de su casa, Diego Such manifestó: "Dragados no me hizo la casa. Simplemente se encargó de hacer la estructura y por ello me pasó unas facturas de materiales. El resto del trabajo lo hicieron pequeñas empresas". No dijo cuáles. Such aseguró que puede justificar letras por valor de "aproximadamente 18 millones de pesetas". El consejero añadió: "En aquel momento, muchas empresas trabajaban para la universidad, por lo que no era extraña la relación. Visto ahora, es posible que eso fuera un error, pero yo no era un político, sino un profesor universitario", añadió. Jaime Merchán no pudo ser localizado ayer, por estar de viaje. El delegado de Dragados en Alicante en aquella época, Victor Carles, con quien Such y Merchán mantuvieron una intensa relación, aseguró ayer que su empresa no construyó la vivienda del consejero. "Se la construyó él", indicó Carles, que admitió conocer a Franco Bedoya. "Era un chico suramericano que estaba en prácticas en un despacho de arquitectos", explicó.
Las obras fueron adjudicadas en los años 1987 y 1988 mediante concurso público en el que participaron diversas constructoras. El montante total de la adjudicación ascendía a 793 millones, pero la Universidad acabó pagando a Dragados casi 1.200 millones. Reformas de la obra por deficiencias en el proyecto original, obras adicionales olvidadas inicialmente, revisiones de precios, etcétera, dispararon unos costes a los que Such daba puntual tramitación en su calidad de vicerrector de Asuntos Económicos. Hasta tal punto llegó el descontrol que la Consejería de Educación advirtió el 24 de noviembre de 1988 a la Universidad de que no haría frente a más pagos. Así se lo hizo constar por escrito el entonces director general de Enseñanzas Universitarias, Antonio Escarré, en respuesta a una carta de Merchán que le remitía nuevas facturas para su abono. "Yo prefería que la Universidad asumiese su propia responsabilidad en las obras, pero recuerdo que aquél [el presupuesto] iba subiendo y subiendo. No recuerdo con exactitud, pero sé que se hizo un aviso en el tema de las obras de Medicina", manifestó Escarré.
Han elaborado esta información Joan Manuel Perdigó Joaquín Ferrandis y Jaime Esquembre
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