Baile de millones
En enero de 1989, a los tres meses de concluidas las obras de sus viviendas, Diego Such y Jaime Merchán disolvieron su comunidad de bienes y dividieron ante notario su propiedad, es decir el solar y los dos chalés. Ambos declararon que cada vivienda tenía un valor de 11 millones, pero, en el expediente municipal de la obra, el declarado por ambas en 1987, con una superficie total construida de 500 metros cuadrados, era de 9.597.938 pesetas, unas 4.800.000 cada casa. Según este modesto presupuesto, se pagaron por impuestos municipales 197.459 pesetas (el 2%). Such dice ahora que llegó a pagar 18 millones por su casa, y tres por el solar. La revisión catastral de 1996 concede a los chalés en su conjunto un valor de 52 millones, lo que sitúa el precio de mercado en más de 80 millones. Los lujosos acabados y la amplia zona ajardinada y deportiva hacen poco explicable que el valor real fuera tan bajo en 1988.
Such y Merchán adquirieron con el solar una licencia de obra para un proyecto hecho en marzo de 1,983 por el arquitecto Miguel Angel Villar Payá por encargo de los anteriores propietarios y que, reformado a gusto de los nuevos propietarios, fue aprovechado cinco años después. Durante algo más de medio año, los recursos humanos y materiales de Dragados destinados a la Facultad de Medicina, a dos kilómetros de la finca de Such y Merchán, así como el arquitecto que dirigía las obras del centro, Marcelo Franco Bedoya, estuvieron enfrascados también en la construcción de los chalés. Franco Bedoya es socio de Alfonso Navarro, uno de los arquitectos que recibió numerosos encargos en la Universidad por parte de Such y Merchán. Navarro compartió buena parte de estos trabajos con Alfonso Casares, que es el responsable del proyecto del campus de la nueva Universidad de Elche, a la que la Generalitat prevé destinar 25.000 millones.
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