La CIA impone la mordaza a quien reveló detalles sobre la "guerra sucia" en Guatemala
Richard Nuccio, según el comité oficial que ha estudiado su caso, hizo bien en contar lo que sabía, pero no siguió los canales reglamentarios, así que ha terminado siendo sancionado. Lo que Nuccio sabía es que Juan Roberto Alpirez, un colaborador a sueldo de la CIA en Guatemala, estuvo implicado en los asesinatos en 1992 en ese país del norteamericano Michael De Vine y de Efraim Bamaca, el Comandante Erevardo, un líder guerrillero local casado con una abogada norteamericana; un nuevo dato para la ya gruesa carpeta de la vinculación del servicio de espionaje norteamericano con la guerra sucia en América Latina. Nuccio, un alto funcionario del departamento de Estado que ha sido asesor de Bill Clinton para Cuba y Centroamérica, obtuvo esa información al participar oficialmente en los esfuerzos por terminar con las tres décadas de guerra civil en Guatemala. En marzo de 1995 se la facilitó al congresista demócrata de Nueva York Robert Torricelli. Éste envió una carta a Clinton, pero, además, suministró una copia a The New York Times.
La filtración enfureció a la CIA, que obtuvo permiso para crear un comité de abogados y altos funcionarios sobre Nuccio. El comité ha concluido sancionándole con un año de pérdida de acceso a todo tipo de información confidencial del Gobierno norteamericano.
La puesta en la picota y sanción de Nuccio es interpretada en Washington como una advertencia a todos los funcionarios para que sigan los canales reglamentarios a la hora de difundir información conflictiva, aun cuando ésta termine siendo enterrada y ello les produzca remordimientos. Nuccio afirma que no tuvo otra alternativa que recurrir a Torricelli cuando se dio cuenta de que, en contra de lo estipulado por la ley de 1980, la CIA nunca iba a informar al Congreso sobre Alpirez, y cuando él mismo, al concluir su trabajo en Guatemala, tuvo que mentir al Congreso, a requerimiento del servicio de espionaje.
La sanción de Nuccio ha merecido el siguiente comentario de Mike McCurry, portavoz de la Casa Blanca: "Es una decisión dolorosa, pero al mismo tiempo nos recuerda a todos los que recibimos material confidencial las obligaciones vinculadas a esa responsabilidad. Todos en la Casa Blanca apreciamos a Nuccio y deseamos que, tras el año en el que no tendrá acceso a esa información, puede volver a progresar en su carrera". Dieciséis congresistas han pedido a Clinton que suspenda el castigo.
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