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Tápies crea una 'capilla laica' para la Universidad Pompeu Fabra

Antiguamente, todas las universidades disponían de una capilla para usos religiosos. La universidad pública catalana más joven, la Pompeu Fabra (UPF), tiene desde ayer en sus nuevas y lujosas instalaciones una capilla laica diseñada por el pintor Antoni Tápies. Al artista no le agrada demasiado esta denominación y prefiere hablar de una "sala de reflexión" apta para todo tipo de creencias. Su objetivo principal, al igual que sucede con el conjunto de los trabajos de Tápies, es favorecer estados de meditación profunda.

La capilla es una sala rectangular de 10 metros de largo por 5 de ancho y una altura de 10 metros. Está situada en el sótano del ágora Jordi Rubió i Balaguer, plaza principal del campus de la UPF en el parque de la Ciudadela. De hecho, la sala ocupa dos plantas y está dividida a media altura por una gran viga de hormigón sobre la que está situada una columna, que ya existía previamente. Tápies ha decidido mantener la viga, dejar las paredes con el hormigón visto y aprovechar la luz natural que se obtiene por las ventanas de la parte superior.

La intervención del artista consiste en la instalación de una gran pieza que había realizado en 1991, Díptico de la campana, cuyo tamaño es de tres por cinco metros, la ubicación sobre una peana de una pequeña escultura titulada Serp i plat (Serpiente y plato), varias inscripciones en la pared y la puerta de acceso y una ristra de 20 sillas, utilizables, que en su mayor parte cuelgan de una de las paredes.

Agnósticos religiosos

"Los que somos agnósticos también podemos tener un espíritu religioso", recordó ayer Tápies durante la presentación del espacio. "El arte ha sido siempre no sólo un aliado para la reflexión, sino que en ocasiones ha sido su elemento principal. Este sentido se está perdiendo en los museos. Los directores de museos están obsesionados por atraer a mucha gente y los han convertido en lugares bulliciosos que tienen poco que ver con el arte, que debería favorecer la reflexión"."El rector de la universidad, Enric Argullol, al encargarme este proyecto ha entendido la necesidad de crear estos espacios que fomentan un cierto tipo de alteración de la conciencia primaria para acceder a otros estados más auténticos del ser", añadió el artista. "Pienso que es bueno que la gente tenga algún tipo de ayuda para trasladarse a estos estados de meditación profunda, que, si son muy, muy profundos, pueden parecerse a los de los místicos. El éxtasis místico puede ser muy interesante y es algo, además, que se ha malinterpretado en muchas ocasiones. Hay gente que piensa que un místico es un señor que se cuelga de las nubes y ya no baja nunca. Pero todos los místicos han entendido este ejercicio como una cosa puramente transitoria. Un tiempo, un momento, y después vuelven a la vida normal, sólo que bajo otra luz".

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