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100.000 personas se manifiestan en Belgrado en la segunda semana de protestas contra Milosevic

Al menos 100.000 personas volvieron a manifestarse ayer por duodécimo día consecutivo por las calles de Belgrado para protestar contra el fraude electoral del que creen que fue víctima la oposición al presidente Slobodan Milosevic en las elecciones municipales del pasado día 17. Los manifestantes volvieron a arrojar frutas y huevos contra la sede de la televisión controlada por el Gobierno, pero no se registraron incidentes violentos. La oposición aglutinada en torno a la coalición Unidos ha lanzado una campaña de movilizaciones para exigir la caída de Milosevic.

Los embajadores europeos acreditados en Belgrado se reunieron ayer tras las serias advertencias enviadas desde Bruselas a Milosevic, líder del Partido Socialista de Serbia (ex comunista), en el poder desde hace nueve anos y uno de los responsables de la partición de Yugoslavia y de la posterior guerra de Bosnia. Si para el próximo 5 de diciembre no se ha hecho nada para subsanar el fraude, la Unión Europea aplazará la concesión de ayudas preferenciales a Yugoslavia (Serbia y Montenegro), vitales para la reactivación de su alicaída economía.Estados Unidos también presiona a Milosevic para que "haga algo" para evitar la desestabilización del país, según confirmó ayer el encargado de negocios norteamericano en Belgrado, Richard Miles. Según la oposición, los negociadores internacionales temen por la paz en la zona si se tambalea el régimen de Milosevic, garante de los acuerdos de paz de Dayton en nombre de los serbobosnios.

Buena parte de las personas que acuden a las manifestaciones de protesta sobreviven con salarios mensuales de 150 dólares (unas 19.000 pesetas), insuficientes para sobrevivir una semana tras el fin del bloqueo de 43 meses impuesto en 1992 por Naciones Unidas a la nueva Yugoslavia por su responsabilidad en la guerra de Bosnia. Los líderes de la coalición Unidos intentan movilizar a los sindicatos para que convoquen una huelga general, lo que de llevarse a cabo supondría el mayor desafío al que tuviera que enfrentarse Milosevic.

Un objetivo que de momento no parece fácil. Los estudiantes, punta de lanza de las manifestaciones y que ayer guardaron en el centro de Belgrado un minuto de silencio "por la muerte de la democracia", así lo expresan. Aleksander Kricic, estudiante de Políticas, comentaba ayer: "Siento que no lográramos el apoyo de los taxistas y de otros trabajadores. Cuando ellos protestaron, nosotros les apoyamos". Y otro estudiante apuntó: "Personalmente, creo que nada cambiaremos pacíficamente, pero tenemos que mantener el orden y no responder a las provocaciones".

Las protestas surgieron a raíz de la anulación de las elecciones municipales del pasado día 17 por el régimen de Milosevic, comicios en los que la coalición Unidos se hizo con el control de 14 ciudades serbias, incluida Belgrado. En una tercera vuelta electoral impuesta por Milosevic y celebrada el pasado miércoles, los ex comunistas anunciaron su victoria en la mayoría de las localidades.

Nacionalistas y liberales

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La oposición, un conglomera do de nacionalistas moderados, liberales y pacifistas, ha amenazado también con boicotear el Parlamento y los ayuntamientos, una medida que tendrá un efecto muy limitado dada la aplastante mayoría de los ex comunistas en la Cámara y en los consejos locales. Según los observadores, la coalición Unidos, consciente de sus fuerzas, busca primordialmente convencer al mundo de que Milosevic dirige un régimen de partido único, bajo la apariencia de democracia multipartidista. Mientras tanto, Milosevic guarda silencio sin recurrir a la fuerza para acabar con las manifestaciones en la confianza de que el cansancio agote a sus opositores. El líder serbio sabe que las cosas están cambiando en los Balcanes, tras las recientes derrotas de los ex comunistas en Bulgaria y Rumania, y que el riesgo de aislamiento internacional de su régimen es cada vez mayor.

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