La novia no leía a lbsen
Buero tuvo un largo noviazgo con la actriz Victoria Rodríguez. Un amigo le preguntó por qué no se casaba y contestó: "Es que ella no ha leído a lbsen". Era broma, claro. La novia se enteró y decidió leer a lbsen. Al terminar le dijo a Buero: "Me gustas más tú". Y él respondió: "No seas tonta". Pero se casó. Tenía 42 años.Medio siglo de vida teatral acumula en Buero innumerables recuerdos entre los que destacan los actores de sus obras. Y evoca brevemente algunos: Gabriel Llopart, 1949, Historia de una escalera: "Era un galán joven que pudo ser buen actor genérico. Murió de primer actor". Adolfo Marsillach, 1950, En la ardiente oscuridad. "Lo trajo Escobar e hizo el Carlos admirablemente. Un chaval ya muy cultivado entonces, ha sido uno de los mejores directores de la escena española". Guillermo
Marín, 1952, La tejedora de sueños: ¿Se sabía el papel? "Jaja ja. Qué quiere que le diga. Bueno, a mí no me falló". José Bódalo, 1957, Las cartas boca abajo: "Tan colosal intérprete como era, hacía cosas impropias de un actor. Por ejemplo, salía a escena con un auricular en la oreja, para oír los partidos de fútbol". Carlos Lemos, 1958, Un soñador para un pueblo: "Otro excelente actor". José María Rodero, 1962, El concierto de San Ovidio: "Interpretó magistralmente ésta y otras obras mías. Tenía una vanidad tremenda". María Asquerino, 1953, Madrugada: ¿Era guapa? "Sí, aunque aún no se había operado la nariz". Victoria Rodríguez, 1956, Hoy es fiesta: ¿Era también guapa? "Claro. Y no se operó la nariz". Liv Ullman, 1962, En la ardiente oscuridad. "La interpretó no en Suecia, sino en Noruega. Y estuvo memorable".