Di Pietro dimite como ministro de Obras Públicas tras ser acusado de nuevo en Italia de corrupción
Antonio Di Pietro dio ayer un nuevo golpe. Si hace dos años colgó inesperadamente la toga de fiscal, ayer dimitió como ministro de Obras Públicas poco después de que se con firmara que le ha sido abierta una nueva investigación judicial por una acusación de corrupción escasamente creíble. "Basta de magistrados envidiosos y teorizadores. Basta de órganos investigativos hipercelosos y fantasiosos. Basta de periódicos que crean la noticia antes de que ocurra" dijo en su despedida. El Gobierno de Romano Prodi queda en situación difícil y Di Pietro se apunta un tanto de imagen en un país donde nadie dimite.Silvio Berlusconi, por ejemplo, siguió presidiendo el Gobierno mientras se lo permitió la Liga Norte de Umberto Bossi, después de que el propio Di Pietro le abriera una causa mucho más sólida de la que el ex fiscal tiene que afrontar ahora. Pero no parece que su gesto de ayer fuera calculado. A juzgar por el estado de nervios que demostró a medía tarde -cuando regresó de participar en una conferencia en Estambul (Turquía) y con la dimisión ya remitida por correo a Prodi, aunque todavía no se conociera la noticia- Di Pietro se ha hartado.
Le ocurre con frecuencia a este político de ocasión, que ha sufrido "años de investigaciones y comprobaciones de todo tipo, legales e ilegales, siempre injustamente, como demuestran numerosas- sentencias absolutorias", según denuncia en su carta. El desenlace de ayer sucede, además, a, una campaña de rumores e insidias especialmente envenenadas, surgidas de una investigación judicial de la magistratura de La Spezia que ha sido desde el comienzo un paradigma de lo que no debe ser la justicia.
La difusión incompleta de las interceptaciones telefónicas de uno de los poco detenidos en esta investigación, que desde que comenzó apenas ha avanzado hacia su objetivo declarado, arrojó sospechas sobre terceras personas no investigadas. Salpicó incluso al líder de la derechista Alianza Nacional (AN), Gianfranco Fini, y a un policía fiscal casado con Alessandra Mussolini, la nieta del Duce, que acaba de romper con AN en parte porque se sintió desprotegida por su partido en esta peripecia.
Pagos por libertad
Pero el gran centro de los rumores es Di Pietro. Se dice nada menos que, durante su etapa de fiscal, cobró de los procesados que querían obtener un trato favorable de la justicia. El intermediario de tales pagos viene identificado como Antonio Lucibello, un abogado amigo de Di Pietro Con fama de ser especialmente caro y especialmente hábil para obtener la libertad de quien lo contrata. El símbolo de Manos Limpias -investigación que destapó la corrupción de la política italiana- sería, en definitiva, el más corrupto de los italianos, un ex policía metido a fiscal para enriquecerse vendiendo justicia.
Los medios de comunicación de Silvio Berlusconi han promovido con insistencia esta historia difícilmente creíble, más bien burda. Durante el puente de Todos los Santos, se filtró que un servicio de la policía fiscal, el Grupo de Investigaciones sobre Criminalidad Organizada (GICO), había encontrado "pruebas objetivas" de cuanto se rumoreaba. Di Pietro se hartó una primera vez. Reveló que las interceptaciones telefónicas publicadas son parciales y están manipuladas. Acusó a los policías fiscales de actuar en venganza porque, siendo magistrado, había denunciado muchos casos de corrupción en dicho cuerpo.
Tales acusaciones, viniendo de un ministro, representan tensiones entre instituciones del Estado. El Gobierno promueve la pacificación y sugiere una salida más fácil para la generalidad de los procesos por corrupción, capaz de contentar a Berlusconi y a su notorio ánimo de venganza. Dentro de la mayoría, criticaron a Di Pietro los Verdes y Refundación Comunista.
Pero las cosas se precipitan. El Reino Unido entrega a la magistratura de Milán la documentación de las sociedades secretas de Berlusconi, y casi inmediatamente, el clima político se dispara. La derecha obtiene un éxito mucho mayor del esperado en una manifestación contra la política económica de Prodi, y decide abandonar el Parlamento mientras se debaten los presupuestos, de modo que la mayoría tenga que aprobar por sí sola la dura política de aproximación a Europa. En los últimos días, el Supremo dicta la primera condena firme a pena de cárcel contra Bettino Craxi, amigo de Berlusconi, y Marcello Dell'Utri, estrecho colaborador empresarial y político del líder de Forza Italia, recibe su primera condena en primera instancia.
En primera página
Pocas horas después, ayer por la mañana, los periódicos italianos publicaban en primera página que la magistratura de Brescia, competente en delitos de los magistrados de Milán, había abierto una investigación sobre Di Pietro en base a las revelaciones de La Spezia. El ex fiscal ha sido absuelto ya cuatro veces en Brescia, donde lleva camino de ganar otro proceso por calumnia contra Paolo Berlusconi, hermanó de Silvio, y Cesare Previti, ex a bogado de Fininvest y ex ministro de Defensa.
Di Pietro dimitió en cuanto se confirmó oficialmente esta noticia. Prodi tiene que recomponer ahora las tensiones que el caso deja en la mayoría, sin perder el pulso de la dura batalla parlamentaria que libra. Anoche anunció que pedirá a Di Pietro que retire una dimisión que el ex fiscal declara "irrevocable".
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