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Una banda de butroneros da un golpe millonario en una empresa de Torrejón

Jan Martínez Ahrens

Una empresa de suministro de material eléctrico de Torrejón de Ardoz (88.000 habitantes), IESA, fue desvalijada en la noche del lunes por una experta banda de butroneros. Los ladrones, que se llevaron un botín millonario (ni los dueños ni la policía precisaron la cantidad), dieron un golpe maestro. Sortearon las vallas, agujerearon el tejado de la nave, pasaron por el falso techo, burlaron los rayos infrarrojos y quebraron con un martillo neumático la caja fuerte. Todo sin forzar una sola puerta y evitando las alarmas. La policía desconocía ayer la autoría del robo y no descartaba que fuese obra de la banda internacional de atracadores desarticulada en Madrid el martes e implicada en unos 200 delitos.

El polígono industrial situado entre Torrejón de Ardoz y San Fernando de Hénares se ha convertido en los últimos meses en objetivo de los ladrones. Hace apenas 40 días, otra empresa, AEG, fue desvalijada. Esa vez, los ladrones no necesitaron emplear métodos de vanguardia. Entraron por una ventana para alcanzar la caja fuerte, según la empresa, que no quiso hacer pública la cuantía del robo. "Fue bastante dinero y en efectivo".Más complejo fue el asalto del lunes a IESA, una industria de suministro de material eléctrico a centrales nucleares y térmicas. En el robo, los delincuentes demostraron un conocimiento milimétrico de las instalaciones. Para entrar, según fuentes de la propia empresa, escogieron la parte trasera de la nave, un lugar oscuro por el que pasa la vía del tren.

Salvaron un muro de dos metros de altura y cortaron una valla metálica. Dieron a un estrecho pasillo, junto al que se yergue la nave menor de la empresa. Escalaron sus tres metros de pared y, una vez en el tejado, avanzaron hasta llegar a la nave principal, cuatro metros más alta. Uno de ellos salvó este nuevo obstáculo y agujereó la uralita del techo. Luego ató a una viga un cable con lazos de sujeción y lo lanzó para que subiesen sus compañeros.

Situados en el tejado, los ladrones se dirigieron andando hacia la zona de oficinas, cercana a la fachada principal. Por el camino, abrieron un par de agujeros para averiguar dónde se encontraban. "Tenemos material pesado de industria y, claro, eso no se lo podían llevar", señaló un empleado de la empresa. Al llegar a la zona de oficinas abrieron un butrón de un metro de diámetro y se colaron por el falso techo.

Agujeros 'sonda'

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Desde allí accedieron por un agujero a una oficina. Investigaron y no encontraron nada de su gusto. Volvieron al falso techo y horadaron de nuevo hasta alcanzar el despacho del contable, justo el lugar donde se encontraba la caja fuerte, puro blindaje de acero y hormigón.

La tumbaron, esfuerzo para el que se requiere a más de tres personas, y pusieron en marcha el martillo neumático. "La abrieron por abajo como una lata de sardinas", comentó un responsable de la empresa. Alcanzado su objetivo, desparramaron los documentos y sólo robaron el dinero en efectivo. Luego huyeron por donde habían venido.

Prueba de su profesionalidad reside en que evitaron en todo momento los pasillos, precisamente los espacios en los que están situadas las alarmas de la empresa. Es más, ayudados por espejos, tampoco se dejaron sorprender por los infrarrojos. Se trata, en opinión de expertos policiales, de una forma de actuar que muestra un alto grado de especialización. El monto exacto del botín no fue especificado por la empresa, que simplemente lo calificó de "millonario".

Este robo, al igual que el de AEG, ha soliviantado a algunos empresarios de la zona. "No es la primera vez que atracan en este polígono. Y por lo que dice la policía, se trata de una banda organizada. La verdad es que la policía debería habernos avisado de que estaban actuando, así hubiésemos aumentado las precauciones", señaló un empresario. La Jefatura Superior de Policía, por su parte, prefirió guardar silencio al respecto.

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Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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