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Bonn lanzará un órdago a la UE sobre el Pacto de Estabilidad

Xavier Vidal-Folch

Alemania lanzará mañana un órdago a sus socios de la Unión Europea (UE) para endurecer el diseño del Pacto de Estabilidad sobre el euro realizado por la Comisión Europea. Así lo pronostican fuentes de la Comisión Europea. El alemán Theo Waigel ha indicado, explican dichas fuentes, que acudirá mañana al Consejo de ministros de Economía y Finanzas (Ecofin), con la pretensión de forzar la siguiente disyuntiva: o se aumenta la dureza del texto propuesto por la Comisión, o se aplaza todo. Bruselas descarta el aplazamiento porque los quince líderes decidieron en Florencia que sellarían el pacto en la cumbre de Dublín, en diciembre. Y también porque supondría un grave revés a la credibilidad del proceso de creación del euro, que podría desembocar en la aparición de nuevas tormentas monetarias. La otra posible presión de Waigel consiste en amenazar con que el Pacto de Estabilidad se realice fuera de la UE, mediante acuerdos bilaterales con cada uno de los países que accedan al euro. Eso consagraría un nuevo acervo comunitario para una parte de los socios, con exclusión de los demás, convirtiendo las diversas velocidades en una auténtica geometría variable.

Aprobado general

Bonn no anunció estos propósitos en el último Comité Monetario, que transcurrió plácidamente la pasada semana, en discusiones muy técnicas sobre detalles del pacto. Pero sí los ha anunciado a Bruselas, después de que la Comisión repartiese una suerte de aprobado general a todos los socios para acceder al euro -a excepción de Grecia- en sus Previsiones económicas de otoño, lo que le molesto.

Waigel está de acuerdo en la escala de duras sanciones contra los incumplidores previstas por la Comisión en su Pacto de Estabilidad -que asegura la continuidad de la convergencia una vez lanzado el euro-, pero pretende endurecer la cláusula eximente de sanciones por "circunstancias temporales y excepcionales". La cree un coladero y propone limitarla, cuantificándola en una recesión de al menos un 2% de crecimiento negativo durante un año. La mayoría de países está -en contra.

España, contra Alemania, se contenta con que se imponga el diseño más suave de Bruselas. Hasta hoy no se inclina por pedir nuevas contrapartidas apoyadas en los efectos asimétricos del pacto, que dificultará más la inversión pública, en el futuro, a los países con peores infraestructuras. Podría hacerlo, porque si bien la cumbre de Florencia se comprometió a "no incrementar las transferencias" globalmente, no excluyó la remodelación de su composición interna, por ejemplo, sentando la perspectiva de aumentar el Fondo de Cohesión a costa de otros.

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