África, una crisis predecible

Uno de los efectos calculados de la reciente diplomacia relámpago de Chirac en Oriente Próximo puede ser desviar la atención de la incapacidad (o falta de interés) de Francia para acabar con las luchas entre hutus y tutsis en Zaire oriental. Tanto Francia como Zaire apoyaron al Gobierno hutu de Ruanda del presidente Habyarimana, cuya muerte en la primavera de 1994 desató tres meses y medio de uno de los genocidios más salvajes de la historia reciente. Cuando el Frente Patriótico de Ruanda estableció su control sobre el país en julio de aquel año, cientos de miles de hutus huyeron a campos de refugiados situados al otro lado de la frontera con Zaire, donde la crisis que, ahora alcanza su punto álgido se ha enconado durante dos años. ( ... ) Como mínimo, con los refugiados huyendo de los campos atacados, y arrastrando a otros en su huida, es inminente una crisis de hambre y enfermedad. En el peor de los casos, es posible una guerra abierta entre Zaire y Ruanda, siendo probable que países vecinos como Burundi y Uganda (en apoyo de Ruanda y de los tutsis) y Tanzania (en apoyo de Zaire y de los hutus) se vean arrastrados. La única respuesta a largo plazo es lograr el regreso de la mayoría de los refugiados. ( ... ) La comunidad internacional debería estar dispuesta a usar la fuerza, si es necesario, para garantizar que los refugiados que deseen regresar puedan hacerlo. ( ... ) 4 de noviembre