_
_
_
_
ELECCIONES EE UU 1996

¿Qué fue de la revolución conservadora?

En noviembre de 1994, una desmoralizada Administración demócrata veía cómo el Partido Republicano capitalizaba el descontento de los votantes contra la clase política en las elecciones legislativas y conseguía la mayoría en las dos Cámaras, una situación que no se había conocido en los últimos 40 años. Un triunfante Newt Gingrich, motor de lo que se llamó "revolución conservadora", convirtió el programa del Contrato con América en bandera ganadora y tomó posesión como presidente de la Cámara de Representantes.

¿Qué ha pasado entre 1994 y 1996? ¿Qué ha ocurrido para que uno de los peores enemigos de Bob Dole haya sido la actuación de un Congreso de mayoría republicana? En el entusiasmo de su victoria de 1994, los revolucionarios creyeron haber recibido un mandato de los electores para poner patas arriba el sistema político, para reducir al mínimo el Estado y para recortar el gasto público y los impuestos, pero se equivocaron. La revolución pasó a ser una revuelta cuyo radicalismo permitió que Clinton ocupara el centro político. De esta forma, la Casa Blanca apareció ante los norteamericanos como última garantía de que un Congreso arrebatado por la fiebre de los recortes no iba a eliminar los programas de sanidad para ancianos y pobres, las ayudas educativas y la legislación sobre medio ambiente.

Más información
Muy pocos fallos frente a muchas improvisaciones
Clinton vuelve a "su" Little Rock para celebrar la victoria
Así se elige al presidente

El debate del presupuesto

El momento clave llegó con el pulso entre el Congreso y la Casa Blanca por el presupuesto de 1996. Frente a los drásticos recortes propuestos por los republicanos, Clinton presentó su plan, que conseguía reducir el déficit y que aceptaba el reto del presupuesto equilibrado para el 2002, pero que limitaba los recortes. Llegó el choque: la ausencia de presupuestos provocó el cierre de la Administración a finales de 1995 y principios de 1996. La burocracia se paró durante semanas; la opinión pública asumió que Clinton defendía los intereses de las clases medias y echó la culpa del cierre a la intransigencia de los republicanos. Newt Gingrich pasó a ser el político más impopular de EE UU.Ahí se consagró el Clinton moderado frente al Congreso que se iba a los extremos: en ese momento sentó el presidente las bases de su campaña electoral de 1996. Poco después, Clinton acabó de reinventarse distanciándose del modelo tradicional demócrata, abrazó varias causas populares de matriz republicana, como la dureza en la lucha contra la criminalidad, y adoptó decisiones de estadista internacional como el envío de las tropas a Bosnia y la habitual firmeza frente a Irak. Fue la puntilla: adiós la revolución; bienvenida la reforma. Y para reformistas, ¿quién mejor que Clinton?

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_