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Las nuevas placas de matricula llevaran indicativo de la comunidad autónoma

¿Un asunto trivial? Según para quién. La sustitución a comienzos del próximo año de las actuales matrículas con indicativos provinciales por otras que incluyan la E de España, el logotipo de laUnión Europea y, voluntariamente, las siglas autonómicas dista mucho de producirse sin alborotos, si llega a cristalizar. Para que el cambio se desdramatice "tendrán que pasar 50 o 60 años" afirma Jordi Solé Tura, ex ministro de Cultura.

El cambio es, de momento, una "cuestión de Estado" sobre la que mantienen negociaciones el ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja; el consejero de Gobernación de la Generalitat de Cataluña, Xavier, Pomés, y el portavoz del grupo catalán en el Congreso, Joaquim Molins. Ellos decidirán el final del enredo.Todo partió de una iniciativa de Miguel María Muñoz, el anterior director general de Tráfico, para resolver el agotamiento de combinaciones de cuatro números y dos letras, según el actual modelo de matrícula, en provincias con abundante parque automovilístico.

Muñoz lo tenía fácil. La Unión Europea trabajaba en una directiva para unificar el abanico de matrículas -cada país las pone a su aire- y darle un toque europeo, una marca distintiva de la Europa unida. La directiva sugería una placa compuesta, a la izquierda, por el logotipo europeo, con el círculo de 12 estrellas sobre el indicativo de cada país; en el centro y a la derecha, una combinación aleatoria de cuatro números y tres letras.

A finales de 1994, Muñoz elevó al Gobierno una propuesta. Como medida transitoria se modificaban las placas convencionales añadiéndoles a su izquierda las 12 estrellas con la E de España. El real decreto superó la Comisión de Subsecretarios. Recibió su visto bueno y se incorporó a la carpeta verde, la que recoge los asuntos maduros para su refrendo por el Consejo de Ministros. Las placas provisionales se iban a estrenar el 1 de julio de 1995, fecha en que Espana asumía la presidencia de la UE.Gran debate

Nada de eso ocurrió. La cuestión suscitó un gran debate en La Moncloa. Javier Solana, entonces ministro de Asuntos Exteriores, pugnaba por darle salida con tal de que estuviera a punto para el estreno de España en la presidencia de la UE. Juan Manuel Eguiagaray, en Industria, defendía al sector de segunda mano y la desaparición de los indicativos provinciaíes.

Juan Alberto Belloch, mínistro de Justicia e Interior, que en aquellos días negociaba con los catalanes de CiU el despliegue de los Mossos d'Esquadra, postuló por hacer un hueco en las placas para los indicativos autonómicos. Un lío.

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El debate subió de tono. Se embrolló hasta tal -punto que en un momento dado alguien pensó:¿Para qué meterse en jaleos e introducir un cambio coyuntural si el Reglamento de Vehículos con en el que se modificará definitivamente el modelo de matrículas está todavía verde?

El anuncio de la conversión de las placas desencadenó una campana en Cataluña, auspiciada por las juventudes nacionalistas de Convergéncia y la asociación Omnium Cultural. A través del periódico El Observador, hoy desaparecido, Omnium regaló cientos de miles de pegatinas con la abreviatura CAT (de Cataluña) para que los automovilistas las colocaran en sus matrículas. Para añadir picante, la Guardia Civil impuso dos sanciones a sendos conductores por vulnerar con estas pegatinas la legislación vigente.

Carles Campuzano, hoy diputado en el Congreso y entonces presidente de las juventudes nacionalistas, azuzó la campaña. Hasta tal punto le molestaba la obligatoriedad del indicativo E que planteó el asunto ante la ejecutiva de Convergéncia. El mensaje llegó a Madrid.

Dos años después el anteproyecto de Reglamento de Vehículos vuelve a sugerir el cambio de las matrículas. Según el director general de Tráfico, Carlos Mufloz-Repiso, en su anexo 18 establece que mientras en el lado izquierdo se mantienen las 12 estrellas de la UE sobre la E de España, a la derecha se deja una reserva de espacio en blanco, de tres centímetros, para que quien quiera ponga la bandera o las siglas de su comunidad. "El reglamento tiene aún un carácter embrionario y está pendiente de recibir sugerencias de los ministerios. Puede haber modificaciones", precisa.

Mientras los nacionalistas vascos y gallegos no están por la labor de hacer de las matrículas un motivo de beligerancia, aunque no les agraden, para Josep Millás, presidente de Omnium Cultural, en cuyos almacenes se guardan 150.000 pegatinas con el emblema CAT, la propuesta "hay que estudiarla, reflexionar sobre ella", aunque no le parece bien que siga figurando la E de España.

Para Josep López de Lerma, vicepresidente primero del Congreso y diputado de CiU, es fundamental que las matrículas den cabida al indicativo de Cataluña. "Lo contrario sería dar argumentos a colectivos que lo entenderían como un acto de beligerancia", afirma.

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